Minas Tirith: Ciudad de Reyes

lunes, 18 de octubre de 2010

Fundación, una Saga con Mayúsculas


Bueno, la primera entrada del blog de este nuevo curso 2010-2011. Demasiado ha tardado, por lo que parece lógico iniciarla con una disculpa por la tardanza. Intentaremos que no se espacien tanto en lo sucesivo.

Meses de descanso, desconexión y relax, pero en los que de vez en cuando he pensado en vosotros - ¡qué obsesión! - y en nuevos libros que comentar en esta bitácora. La entrada de hoy la dedicaré a una gran obra que descubrí en Menorca durante estas vacaciones: la saga de la Fundación, de Isaac Asimov.

En un blog que pretende iros descubriendo algunos libros de ciencia ficción (y, también, de fantasía épica, aunque quizá más adelante abarquemos nuevos géneros, a vuestra discreción), hablar de Isaac Asimov son palabras mayores: es, indiscutiblemente, uno de los autores más grandes del género, creador con mayúsculas de una cosmogonía y un universo maravilloso, magníficamente esbozado en todos sus estratos – topografías, Historia, costumbres, innovaciones tecnológicas, religiones, sociológico, etc. -, poblado por personajes inolvidables, en los que se suceden infinidad de aventuras, intrigas, revoluciones, guerras y sucesos descritos con una prosa ágil, rica pero accesible, y con un ritmo que, os lo garantizo, engancha al lector en una de las más hermosas adicciones que puedo concebir.

Descubrí esta saga en una edición de bolsillo, accesible y bien cuidada, que publicó DeBolsillo en marzo de este año: la Trilogía de la Fundación. Hoy solo quiero hablaros del primero de los relatos que originaron la saga, el primer volumen, titulado simplemente Fundación. Asimov, profesor universitario, científico y humanista y, probablemente una de las mejores mentes del siglo XX, intentó, en sus propias palabras, narrar “una historia del futuro”. Fundación empieza en los últimos días del Imperio Galáctico, que ha regido los destinos de la Humanidad – diseminada por toda la galaxia en hasta 25 millones de mundos habitados – durante doce mil años. Un matemático, el doctor Hari Seldon, desarrolla una ciencia matemática, la psicohistoria, con la que predice el futuro, y contempla el colapso del Imperio y un posterior período de anarquía que durará 30000 años. Para minimizar los daños, crea en el extremo más alejado del confín de la galaxia una Fundación, una colonia, un reducto de científicos, técnicos y sabios que formarán los cimientos de un nuevo Imperio. Sin embargo, el destino de la Fundación, la pequeña colonia establecida por Seldon en el planeta Términus no será nada fácil, y la psicohistoria predice enormes dificultades durante mil años hasta poder alcanzar su gran destino de hegemonía. La novela escrita por Asimov nos muestra esos primeros años de la Fundación: un pequeño planeta, sin apenas materias primas, rodeados de enemigos que, independizados del Imperio, combaten entre sí y amenazan la pequeña colonia. Sus primeros enfrentamientos, la astucia con la que los dirigentes – el alcalde Salvor Hardin, el príncipe mercader Horbert Mallow, la familia Darrell – se enfrentan a las crisis es absolutamente enganchante. Su estructura es casi detectivesca, policial, y los muchos enigmas encajan finalmente a la perfección. Además, los protagonistas de la Fundación no son los únicos garantes del plan de Hari Seldon para la reconstrucción del Imperio: el psicohistoriador fundó una Segunda Fundación en algún oculto lugar de la Galaxia. Su misión, siempre en la sombra, siempre de incógnito, será velar por el triunfo de la primera Fundación y lograr el renacimiento del Segundo Imperio Galáctico.

Creo que es obvio que os recomiendo encarecidamente su lectura. Lo hago, además, antes de la inevitable popularidad añadida que supondrá su adaptación al cine: sí, harán una película, aunque, por las características de la serie, algunas de ellas inadaptables al séptimo arte, y por el – escalofriante – perfil del director que han elegido, Ronald Emmerich, soy bastante pesimista con lo que saldrá de ahí. Miedo me da la visión que puede tener de la psicohistoria y de las hazañas de la Fundación el realizador de joyas como Soldado Universal de Van Damme, Godzilla – sí, ese – o 2012, una de las mejores comedias que he visto en mucho tiempo. En fin, el tiempo lo dirá, pero si hay que guiarnos por mi intuición – y por la de miles de seguidores que chillan indignados por todo Internet ante la previsible profanación de su saga -, prefiero el libro a la película. Y teniendo en cuenta que ni la han rodado, os dice en qué alta estima tengo la obra de Asimov.

Entusiasmado y casi bordeando el spoiler, casi había olvidado relacionar esta obra con alguna de las clases con las que, de nuevo, os machaco tres veces a la semana. Puro sadismo. La lección será sencilla, la hicieron vuestros compañeros de 1º de E.S.O. esta misma semana, por lo que no es más que, para empezar, un rápido repaso a un concepto sencillo: cuando deben emplearse las MAYÚSCULAS en castellano.

En primer lugar, obviamente, al iniciarse una frase, y después de un punto, tanto seguido como aparte:


S
us ojos vagabundearon por el despacho y contemplaron el material almacenado en los ordenadores a los que sólo Seldon y Amaryl tenían acceso. Aunque alguien lograra acceder a él por casualidad, todos los datos estaban expresados en una simbología inventada que sólo ellos podían entender. (Hacia la Fundación, página 13).

En segundo lugar, en todos los nombres propios, sean de persona – antropónimos - (Salvor Hardin, Gaal Dornick, Hari Seldon, Arkady Darrell), de lugarestopónimos - (Trantor, Anacreonte, Términus) o de animales (ahora mismo no recuerdo ninguna mascota en la saga de Fundación, me sabe mal).

Además, deben ir en mayúsculas las instituciones u organismos oficiales: el Primer Imperio Galáctico, el Gobierno de Términus, la Alcaldía, la Prefectura de Anacreonte o, por supuesto, la Segunda Fundación.

También pondremos mayúsculas en las siglas, por ejemplo, en DGE, el Día Galáctico Estándar o la E.F., Era Fundacional. Lo mismo sucede con los números romanos, como los empleados con los Emperadores: Cleón II, y añadiremos un ejemplo sencillo: el ciclo de la Fundación recibió el I Premio Hugo a la Mejor Serie de Ciencia Ficción de todos los tiempos en 1966. Eso, en números romanos, sería algo así como MCMLXVI.

Se ponen en mayúsculas los títulos nobiliarios o cargos públicos oficiales: el Alcalde, el Emperador, el Canciller, el Presidente, etc.

Espero que alguien se anime a conocer la obra: si no, estad seguros que pronto oiréis hablar de ella, en su salto a las carteleras. Un placer estar aquí de nuevo, nos iremos viendo. Un abrazo, bienvenidos al nuevo curso en el Oikumene.


2 comentarios:

  1. ¡¡Un blog de literatura fantastica y de ciencia ficcion!! Creo amigo que me quedo por aqui. Yo tambien acabo de leer la Fundacion en la misma edicion de bolsillo que mencionas, la encontra en la reciente Feria del Libro de Madrid. ¡¡Y me ha fascinado absolutamente!! Dificil sera que se pueda hacer una buena adaptacion al cine, pero ya veremos. En fin, un saludo y me quedo por aqui como seguidora.

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  2. Perdón por tardar tanto en contestar, apenas pude entrar en el blog el último mes. Me alegro de que te gustara. La adaptación pinta escalofriante, sobre todo si se confirma que el director será el Emmerich, autor de cosas como Godzilla XD. En fin, un placer verte, y en breve volveré a postear alguna entrada. Hasta otra

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