Minas Tirith: Ciudad de Reyes

miércoles, 12 de octubre de 2011

Festividades en Qualinost: el Kentommen de Porthios


Hoy es día festivo, y lo recibimos con enorme alegría; vosotros, porque a estas horas estaríamos en clase, y estoy convencido que todos y todas ganáis con el cambio; y yo, que no es que no os eche de menos – XD -, por poder dedicarle un rato al blog.
Hablemos, pues, de festividades. La de hoy es nuestro Día de la Hispanidad, cuyo nombre oficial, más solemne, es nada menos que Fiesta Nacional de España. Como podrán observar los curiosos en la Wiki, es una festividad con casi un siglo de historia que conmemora el descubrimiento de América a finales del siglo XV. Se celebra, además, el día de las Fuerzas Armadas, que desfilaban hace un rato por las calles de Madrid.
Como suele ser mi costumbre, aunque hablemos de FESTIVIDADES, las mías van a ser algo más extrañas que las que suelen procurarnos días de fiesta como este. En concreto, os voy a hablar de dos Fiestas de Mayoría de edad, las que celebran los Elfos Qualinesti y los Enanos de las Colinas en un volumen de la saga Dragonlance titulado Qualinost. Este libro fue escrito por Mark Anthony – nada que ver con el cantante, lo he comprobado – y Ellen Porath, y lo publicó Timun Mas en el año 1998. Recientemente lo vi en alguna colección por fascículos de Altaya, así que no es difícil encontrarlo si os llama la atención.
Las Fiestas de Mayoría de Edad son constantes culturales que muchas veces se han dibujado e imaginado con brillantez en obras fantásticas como Qualinost. El tránsito de los niños o jóvenes adolescentes a la condición adulta es motivo de regocijo y celebración. Además de la fiesta por el ilusionante cambio de etapa, se erige en un acto de buenos deseos y ánimos ante la aventura, muchas veces dolorosa y difícil, de la vida adulta.
En la realidad, suele establecerse una edad en la que se os considera ya adultos, a pesar de que algunas personas maduran muchísimo antes de llegar a esos años y otros muchos siguen comportándose como críos muy pasada esa frontera. En la mayor parte de países se alcanza la mayoría de edad a los 18 años. Los más jóvenes del mundo en ser considerados adultos son los albaneses, los habitantes de Samoa Americana y los varones de la isla de Man – ojo con los chistes fáciles –, en Reino Unido: todos ellos son mayores de edad con 14 añitos recién cumplidos. Os imagino a los de Segundo de ESO siendo mayores de edad... Estremecedor. En el otro extremo, los más tardíos en conceder la condición adulta a sus ciudadanos son un grupo de países que espera hasta los 21 años: en esa lista figuran irlandeses, egipcios, cameruneses y los habitantes de Misisipi, en el Sur de Estados Unidos.

En el libro de Qualinost, se nos cuenta que los Elfos Qualinesti abandonan la adolescencia y pasan a ser considerados adultos a los 99 años. No debe extrañaros, ya que viven más de tres o cuatro siglos. Los elfos nobles y adinerados celebran solemnemente la entrada a la vida adulta de uno de los suyos, en una ceremonia ancestral, cuyos orígenes se remontan a Kith-Kanan, llamada Kentommen. En la novela, la pareja de amigos protagonistas, el enano Flint Fireforge y el joven Tanis el Semielfo, asistirán a la celebración de un Kentommen memorable: el de Porthios Kanan, hijo mayor del Orador de los Soles reinante y heredero al trono. En el capítulo 24, “Una muerte”, en la página 289 de mi edición, el mago Miral le explica con detalle cuál es el proceder de la celebración. Miral emplea una estructura EXPOSITIVA, didáctica y sencilla para explicárselo a Flint, forastero y por tanto ignorante de las costumbres de Qualinost. Es ordenado, emplea frases sencillas y unívocas (sin posibilidad de confusión), ofrece traducciones y sinónimos. Así deben ser vuestros textos cuando queráis explicar algo:

La palabra “Kentommen” o “mayoría de edad” hace referencia a la última de las cuatro etapas de que consta la ceremonia. Es la parte más llamativa, la que querría presenciar más gente.
La primera etapa se llama Kaltatha, o “el Retiro”. […] El joven, que puede ser varón o hembra, siempre que se trate de un miembro de la nobleza, es conducido por sus padres a la Arboleda. En el desfile hacia la Arboleda, toda la ciudad se engalana y los elfos corrientes aprovechan para bailar y danzar por las calles luciendo sus mejores atuendos y joyas. [...]
Durante el retiro, Porthios permanecerá en la Arboleda durante tres días, a solas, sin comer nada y bebiendo solo el agua del manantial que hay en el centro del bosque. […] Allí se purificará y se despojará de todos los atributos de la adolescencia. La última mañana, se bañará en el manantial, del que emergerá limpio de cuerpo y alma. […]
Ya en el palacio, los nobles enmascarados permanecerán de pie formando un triángulo alrededor del joven – explicó Miral -. Son los Ulathi, los “Vigilantes”, y cada uno de ellos tiene un nombre ceremonial: Tolethra, o “Ambición”; Sestari, o “Envidia”, y Kethyar, u “Orgullo”. Los tres acosan al joven de manera implacable, acusándolo de ambición egoísta, de ocultar la grandeza de otros y de vana soberbia. […] Su finalidad es descubrir si queda alguna sombra en el corazón del joven. En caso afirmativo, las crueles pullas de los Ulathi le provocarán el miedo, la ira o el desaliento. Gritar, llorar, e incluso titubear significa fracasar en la prueba, y el joven sería considerado un niño para siempre.
Si consigue mantenerse hasta el final sereno y en paz consigo mismo, los Ulathi se limitarán a asentir en silencio y saldrán del cuarto, dejando abierta la puerta.
Tras su éxito, el joven se levantará como Elfo adulto y se iniciarán exultantes celebraciones en toda Qualinost durante tres días: bailes, música, desfiles, lluvias de flores, espectáculos, mercadillos y grandes banquetes.”

Mark Anthony y Ellen Porath. Qualinost. Traducción de Mila López. Timun Mas, 1998. Páginas 289 – 290.

Frente a esa complicadísima, ceremonial y reverente entrada en la Mayoría de Edad de los aristócratas de Qualinost, Flint se limita a resoplar, y comenta como celebraban los Enanos de las Colinas la entrada en la vida adulta:

Nuestra celebración se llama Día de Barba Cerrada; consistió principalmente en reunirnos todos los habitantes del pueblo, hacerme un montón de regalos y beber cantidades ingentes de alcohol y aguardiente.”


Distintas celebraciones, pero siempre tintadas de alegría; como la nuestra, en este día festivo. Echadle un vistazo a este primer volumen de los Compañeros de la Dragonlance, en la que se narra el inicio de la amistad entre Tanis y Flint, se traza magistralmente la vida en la mítica capital élfica, donde el Enano es el único extranjero, y donde sus múltiples maravillas – desde la alucinante Torre del Sol, sede del trono del Orador, a la belleza incomparable de la jovencísima Laurana, su hija mayor – no pueden ocultar terribles peligros, personajes malvados, odiosos, cobardes y traidores, y oscuras conspiraciones en torno, precisamente, al Kentommen de Porthios. Nada debería estropear una buena festividad. Seguid disfrutando de la vuestra, y ojalá alguno se anime con Qualinost. Lo disfrutaréis. Os veo en clase, salud.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Harry Potter os presta su libro sobre bichos raros


Hola de nuevo.

Es hora de inaugurar este curso, ahora que ya hemos aterrizado y empezamos a adaptarnos todos a la aparcada rutina de trabajo. Aitana me reprocha haberme espaciado mucho desde la última entrada. Se me ocurren muchas excusas por el retraso (las vacaciones, el inicio de curso, bodas, viajes...), pero la más pertinente tiene que ver con la materia que ocupa a este blog. Estoy enganchado a una saga, y desde inicios del verano me ha absorbido como hacía mucho que no me ocurría con una serie de libros: la monumental Canción de Hielo y Fuego del estadounidense George R.R. Martin. Más adelante os hablaré – y mucho, me temo – de ella, pero no hoy. Es culpa de esta saga – de sus voluminosos y adictivos volúmenes, de sus personajes enganchantes, de los giros y sorpresas argumentales dignos del mejor folletín y de ese mundo fantástico de Poniente tan bien trazado – por lo que he abandonado demasiado tiempo el blog. Toca volver a ponerse las pilas y no abandonar un espacio en el que vengo trabajando tres cursos.
El post de hoy quiere ser una bienvenida a los nuevos alumnos de Secundaria. Este fin de semana he corregido las Evaluaciones iniciales de los de Primero, y me declaro gratamente sorprendido en un aspecto. Contestando sobre sus lecturas de este verano, me he encontrado a unos cuantos alumnos y alumnas aficionados a libros que podrían aparecer en este blog: algunos de fantasía épica como Eragon, otros de Harry Potter, alguno más de aventuras y bastantes con vampiros (sexys) y licántropos (tatuados y, por supuesto, sexys). Ya imagináis que nada podía complacerme más. Hoy comentaré uno de los libros que se ha leído una de vuestras compañeras de 1º, lo que nos permitirá repasar también el tema de los Diccionarios, que estamos tratando con ellos esta misma semana. Fácil. Vamos a ello.
Este es un libro curioso, indudablemente. Se titula Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos. Está firmado por un autor imaginario, un tal Newt Scamander – a eso se le llama “seudónimo” -, pero en realidad lo escribió la autora original de la saga del niño mago, la británica J.K. Rowling en el año 2001, como una especie de “suplemento” a su archiconocida heptalogía – recordad, colección de siete libros –. Se trata de un proyecto caritativo inscrito en la ONG Comic Relief, a la que la autora donó todos los beneficios generados por este breve y curioso libro.


El libro, delgado y muy breve – ¡64 páginas!, todo un lujo comparado con los ladrillos que suelo recomendaros – es atractivo y fácil de leer. Se trata de una Guía que prepara un mago ex-alumno de Hogwarts, Newt Scamander, y con el que intenta explicar las particularidades, curiosidades, costumbres o peligros de las principales criaturas mágicas del mundo de Harry Potter. Sus definiciones están bien escritas, con un estilo ameno y plagado de anécdotas, y mueven a la carcajada en muchos momentos. Los que hayáis disfrutado con este universo – en los libros o con la saga cinematográfica, finalmente concluida en este verano de 2011 – podréis aprender sobre bichos de nombres impronunciables, pero que son comunes en las vidas de Harry, Ron o Hermione: los knarls, los snorklaks (tan apreciados por Luna), los nurgles, las asquerosas acromántulas, los clabberts o los malhumorados glabhorns. Con todo, tengo que deciros que lo que más me gustó a mí de este librito fue el capítulo referido a los Dragones: gloriosa la explicación del más terrible de todos, el Colacuerno Húngaro, al que Harry se enfrenta en el libro IV, El Cáliz de Fuego, que os reproduzco aquí:

Hungarian Horntail (Colacuerno Húngaro) – Draco. Peligrosidad: XXXXX

Considerado el más peligroso de todos los dragones ("No bromeas", anotación de Harry y Ron), el colacuerno húngaro tiene escamas negras, y su cuerpo recuerde el de un lagarto. Tiene ojos amarillos, cuernos broncíneos y pincho de un color similar que surgen de su larga cola. El colacuerno posee una de las llamas de mayor alcance (más de quince metros). Sus huevos son de color cemento y de una cáscara particularmente dura; las crías se abren camino utilizando sus colas, ya que tienen los pinchos bien desarrollados al nacer. Se alimentan de cabras, ovejas y, siempre que es posible, de humanos. (…)

Harry Potter y el Cáliz de Fuego, 2005. Dirigida por Mike Newell, Warner Bros.

Por último, un bello detalle sobre este curioso librito de miscelánea. Su mayor acierto, lo que le da más valor a los ojos de los que somos fans de la saga, es lo siguiente: el libro pretende ser el ejemplar que posee el propio Harry Potter. Es decir, es como si el célebre mago os hubiera dejado su propio ejemplar, el que empleaba en Hogwarts y estudiaba – es un decir – en la biblioteca. Está prologado por su director, el gran Albus Dumbledore, pero lo mejor es que Harry es un chico normal – aparte de sus poderes, trágico pasado, etc. - y, exactamente igual que vosotros, garabatea o dibuja en sus libros cuando se aburre o se distrae en clase. Esas anotaciones a mano en los márgenes de los libros – simulan haberlas escrito Harry, Ron y la puntillosa Hermione – son lo más divertido de esta lectura, os las recomiendo de veras.
¿Y qué hay sobre los DICCIONARIOS? Es sencillo. En la anterior clase, comentábamos con vuestros compañeros recién llegados a la E.S.O. los TRES tipos de diccionarios que existen: los de LENGUA, los CIENTÍFICO-TÉCNICOS y los ENCICLOPÉDICOS. (Atentos a esa clasificación de cara al control del primer tema, ¿eh?)
La guía de Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos (publicada por la editorial Salamandra en España, en noviembre de 2001) encajaría dentro de la segunda categoría, la de los Científico-técnicos. Es un “diccionario” - aunque sea muy breve – sobre una disciplina o ciencia en concreto: en este caso, de una disciplina un tanto extraña, nada menos que los Animales de un mundo fantástico como el de Harry Potter. Si no fuera una obra fantástica, de ficción, podríamos hablar de Zoología, Biología, etc. En cualquier caso, no lo confundáis con un diccionario de lengua ni con una Enciclopedia, pues en él no hay nombres propios de personas ni lugares.

Este libro no es, ni con mucho, el diccionario más raro que podéis encontraros. Los hay, y muy raros, creedme. Un breve vistazo en Google ya me arroja encima un Diccionario Húngaro – Japonés (a ver quién es el guapo que encuentra aquí el botón de Traducir...), una Frikipedia o un Diccionario de palabras que solo tienen unaletra. (en inglés, por si os apetece curiosear). En fin, lo que os digo: en este mundo globalizado y con la saturación de información al alcance de la mano, un diccionario sobre Harry Potter no es ni mucho menos lo más inusual que puedes encontrarte. Pero nos ha servido para daros a conocer un libro curioso y bien escrito – que, al menos, una de vuestras compañeras ha leído ya con agrado –, repasar brevemente los Diccionarios y poder volver a daros la bienvenida a este blog. Como si estuvierais en casa a los que nos visiten por primera vez, y bienvenidos de nuevo a los demás. Nos vemos en clase, hasta otra.

miércoles, 27 de julio de 2011

Topografías en el Cúmulo de Alastor

Hola de nuevo. Hoy hablaremos de forma más detallada de un sencillo recurso que, creo, ya hemos traído alguna vez a esta bitácora: la TOPOGRAFÍA. Como de costumbre, rescataré un libro de mi biblioteca, en este caso del género de la ciencia ficción, para ejemplificar la explicación. Hoy volveré a un autor muy querido para mí y del que ya os he hablado anteriormente: el estadounidense Jack Vance, que nos brindará brillantes topografías en la primera parte de su Trilogía del Cúmulo Estelar, más conocida como Alastor.

Empecemos por el concepto de topografía. Intentemos, todos, apartar por un rato la cabeza del merecido descanso, y rescatemos de nuestra memoria el significado de esta palabra de origen griego: TOPOS ( τόπος ) significa “lugar”, y -GRAFÍA ( -γραφία ) designa el dibujo o la representación escrita de alguna realidad. Es decir, una topografía es la descripción de un lugar.

Es un recurso que practicamos desde el inicio de la Secundaria. Si con vuestros compañeros de primero nos conformamos con un “vistazo” superficial del lugar descrito, vuestra topografías, igual que vosotros, deben crecer – en extensión y calidad - a medida que avanzáis en la ESO.

Una topografía bien estructurada necesita de un momento previo de recopilación y selección de detalles. Comparemos el proceso de describir mediante la palabra con el de tomar una fotografía o pintar un paisaje: antes de disparar la cámara o empezar a pintar, miraréis, encuadraréis, buscaréis el mejor ángulo o los detalles que queráis resaltar. Ese paso previo es necesario también en estas descripciones.

La pregunta que a menudo surge es: ¿y qué describo? ¿En qué me fijo? Gallegueando un poco – estamos de vacaciones -, respondería con otra pregunta: ¿en qué NO te fijas? ¿Qué es lo que NO te llama la atención al mirar, en este caso, ese lugar, ese paisaje? Una topografía es un texto plenamente subjetivo: la opinión del autor no se reflejará sólo en su tratamiento de los elementos, sino en la misma selección de estos. No habrá una topografía más “correcta” que otra. Lo que a uno le llama la atención, otro ni se fijará; y lo que a otro le parezca horrible, quizá haya quien lo considere magnífico y hermoso. Con esto quiero deciros que sois plenamente libres de elegir lo que os venga en gana como materia de descripción.

En resumen, para acometer la topografía de un lugar, primero OBSERVAREMOS y seleccionaremos los elementos que queramos incluir en la descripción. ¿Qué veis? ¿Qué os llama la atención? Podemos atender al colorido, a las formas, los tamaños, la disposición en el espacio, incluso a las sensaciones, tan difíciles de captar en una imagen: el olor, los sonidos, las texturas, vuestro propio estado de ánimo en aquel lugar.

Una vez que tengamos, por así decirlo, las piezas de nuestro puzzle, será el momento de la REDACCIÓN de la topografía. Los dos principales procesos en esta redacción son los de ADJETIVAR y SITUAR. Una topografía tiene que incluir muchos y muy variados adjetivos, que, como sabéis, califican a las realidades, a los sustantivos. No seamos perezosos y no nos limitemos a los simplones “bonito”, “grande” o demás adjetivos para todo: y en caso de usarlos, no nos repitamos, y recurramos a sinónimos más adelante si tenemos que volver a aludir a la misma característica. En cuanto a la situación, los marcadores espaciales (“A un lado”, “a la izquierda”, “más allá”, “justo a mi lado”, “muy a lo lejos”, etc.) dotarán de cohesión a nuestra topografía: le explicarán al lector DÓNDE y respecto a qué están los objetos que describís. Seguid siempre un orden, como si con el bolígrafo fuerais “siguiendo” vuestra mirada. No importa si es de izquierda a derecha, de lejos a más cerca, una aproximación, empezar desde un detalle e ir alejándose... pero que haya un cierto orden lógico, para que el lector pueda hacerse una idea de la imagen que pretendemos evocar.

Esa es la estructura de una topografía. Para hacerla más interesante, qué mejor que incluir algún recurso literario: por ejemplo, comparaciones (la laguna brillaba como un espejo al sol), metáforas (se veían los destellos plateados de los delfines surcando el agua) o hipérboles (la torre era tan alta que amenazaba con llegar a las misma nubes). En los anexos del final de vuestros libros tenéis estos recursos y muchos otros bien explicados y ejemplificados.

Con estos sencillos pasos – Observación, Redacción y Embellecimiento – ya estáis listos para redactar topografías: la práctica y la lectura serán las que determinen la calidad de vuestras descripciones. Ahora nos fijaremos en la obra de Vance, de la que os explicaré brevemente el argumento, y extraeremos unas cuantas descripciones. El libro, como ya os dije al principio, se titula Alastor, y lo editó Martinez Roca en 1990 dentro de su colección Gran Super Ficción. La edición que manejo reúne los tres títulos de la trilogía y está traducida por Eduardo G. Murillo.

Creo que Los príncipes Demonio fue de los primeros libros de ciencia-ficción que leí, así que le tengo especial cariño a la obra de Jack Vance. En el caso de Alastor, el autor imaginó un cúmulo de unas treinta mil estrellas, más de tres mil planetas habitados y una población cercana a los cinco trillones de personas que están bajo la autoridad del Conáctico de Lusz, algo así como un Emperador planetario de todo el cúmulo. Vance se fijó con detalle en tres de ellos, que describió con profusión y virtuosismo en los tres libros que componen la trilogía. El primero de ellos, que trataremos hoy, se titula Trullion: Alastor 2262. Las primeras palabras de Vance sobre este planeta inician la topografía:


La cámara 2262 del Anillo de los Mundos corresponde a Trullion, el solitario planeta de una estrella enana blanca, apenas una chispa en el chorro que serpentea hacia el borde del cúmulo. Trullion es un planeta pequeño, compuesto en su mayor parte de agua, con un único y estrecho continente, Merlank, en el ecuador. […]

A ciento cincuenta kilómetros al este de Port Maheul, el espaciopuerto de la costa sur de Merlank, se encontraba la ciudad de Welgen, dedicada al comercio y famosa por su espléndido estadio de hussade. Más allá de Welgen se extienden los Marjales, una región de notable belleza. Millares de vías fluviales dividían esta zona en una miríada de islas, algunas de buenas dimensiones y otras tan pequeñas que sólo daban cabida a una choza de pescador y a un árbol al que amarraba su bote.

Paisajes fascinantes se sucedían por todas partes. Menas verdegrisáceas, pomanderos bermejoplateados y jerdines negros flanqueaban con majestuosidad las vías fluviales, dotando a cada isla de una silueta específica. […] La luz de los Marjales era pálida y delicada, y brillaba con colores demasiado efímeros y sutiles para que el ojo los captara. Por las mañanas, la niebla disimulaba las distancias; los ocasos se desplegaban en tonos matizados verde lima y lavanda. Por el agua se deslizaban esquifes y lanchas motoras; de vez en cuando pasaba el yate de un aristócrata o el transbordador que comunicaba Welgen con los pueblos de los Marjales.


Jack VANCE. Trullion: Alastor 2262. Martinez Roca, 1990. Páginas 15-16.

A Vance siempre se le ha reconocido su capacidad para imaginar y describir exóticos mundos diseminados por la Galaxia. Espero que sólo esa muestra, en el umbral mismo del libro, os anime, ahora o más adelante, a visitar esta magnífica obra de ciencia ficción. En esta topografía el autor arranca desde lo general (el planeta, en el cúmulo de Alastor) y va acercándose, primero al continente, luego a la parte sur, y finalmente a una pequeña ciudad llamada Welgen, hogar al que regresa el protagonista, Glinnes Hudson, tras diez años de servicio en La Maza, el ejército espacial al servicio del Conáctico del planeta capital Numenes. En esta topografía, Vance ejemplifica los aspectos que señalamos antes en la explicación: gran número de adjetivos variados, que os he señalado en negrita; conectores espaciales, como “A ciento cincuenta kilómetros al este”, “Por el agua” o “Más allá de Welgen”. Incluso apreciamos una metáfora, licencia poética de Vance, que os he subrayado: “apenas una chispa en el chorro que serpentea hacia el borde del cúmulo”. El chorro se refiere al gran conjunto de estrellas del cúmulo, y la chispa, al modesto brillo de la estrella de Trullion.

Espero que os haya quedado claro y que alguien se anime alguna vez a conocer la obra de Vance. Seguid pasando muy buenas vacaciones, hasta pronto.

lunes, 18 de julio de 2011

En clase - sangrienta - de mitología con Kratos


Cuanto tiempo sin vernos. En la última entrada ya me disculpé por anticipado ante lo que preveía que iba a ser una ausencia prolongada: la locura del tercer trimestre, el viaje de fin de curso y el fin de curso excedió todo eso. Ahora, con más tiempo por delante, y aprovechando el mal clima de hoy, reemprendemos la tarea del blog, apartada durante demasiadas semanas.

Hoy quería hablaros sobre una novedad que encontré el otro día en la Fnac: se titula God of War, obra de Matthew Stover y Robert E. Vardeman. El libro, editado por Timun Mas, se inspira en el título homónimo – ya sabéis, con el mismo nombre, God of War – que inauguró en marzo de 2005 una exitosísima saga de videojuegos en Playstation protagonizados por el Fantasma de Esparta, el terrible Kratos. Disfruté mucho con el juego original en la ya extinta – ¿o aún existe? - Play 2; la sucesión de combos y explosiones de sangrienta violencia con la que nos deleitaban los chicos de David Jaffe – líder del staff de God of War – convirtió al título en un clásico de los Hack and Slash casi desde su concepción. Pero por encima de todo eso, lo que me hizo fijarme en este libro fue que recordaba que el juego tenía una historia interesante, libremente inspirada en la mitología griega: la epopeya desmesurada de Kratos, su enfrentamiento con su terrible Fatum – Destino –, el papel de la Némesis, su pugna con los Dioses olímpicos, caprichosos, benévolos, generosos o vengativos e inmisericordes, cuya mayor cercanía a los defectos y virtudes humanos ya hemos visto muchas veces en la clase de Latín de 4º. Era una buena historia situada en una época que se me hace especialmente atractiva. Además, en conversaciones en clase con vuestros compañeros “jugones”, la saga de Kratos ocupaba siempre un lugar de predilección, por lo que me decidí a comprar el libro y leérmelo, empeño en el que me pilla este día encapotado.


Aún sin haberlo acabado, me atrevo a recomendaros su lectura. Prosa correcta, un ritmo bastante parecido al del videojuego original y una profusión en los detalles de las muchísimas batallas en que se sumerge nuestro belicoso protagonista; me lleva a pensar que los autores han jugado – y mucho – al título en que se inspira su juego. Pero, naturalmente, la naturaleza misma del libro permite un análisis mucho más profundo de las motivaciones, los pensamientos, los recuerdos y los actos de los protagonistas: si disfrutasteis, como yo, de este videojuego, podría gustaros conocer más sobre Kratos: su ascensión, su pasado, y como llegó a convertirse en el guerrero más temido de toda Grecia, la tragedia en el templo de Atenea y los obsesivos recuerdos y culpa que le atormentarán desde entonces. Los autores esbozan además con solvencia a los restantes personajes, resultándome especialmente interesantes los retratos de Ares y de Atenea. Fijaos, por ejemplo, en como conversan Atenea, protectora de Kratos, y Zeus, el Señor del Olimpo, sobre la desatada sed de sangre de Ares, el dios de la Guerra:


- ¿Lo ves? - dijo Atenea en voz baja -. Es tal y como te decía. Su locura crece a cada día que pasa. Si se atreve a desafiar tus órdenes, ¿habrá algo a lo que no se atreva? Padre, podría ser necesario...

- No – replicó Zeus con gravedad -. No, Ares no es tan inconsciente como para desafiarme. […] Mis hermanos y yo destruimos a los Titanes porque luchaban constantemente entre sí; su amargura por disputas antiguas y nunca olvidadas los dividió hasta que fue demasiado tarde. Los Olímpicos no correrán la suerte de los Titanes. Si hay que... destruir a Ares, no seré yo quien lo haga. Ni tú, Atenea.

La diosa agachó la cabeza de nuevo para ocultar que estaba esbozando otra sonrisa.

God of War. Página 32-33, Timun Mas.


Como veis, lo que durante el juego se nos iba esbozando durante las presentaciones o videos entre niveles, aquí se desarrolla con detalle. Kratos no es más que un instrumento, en primer momento, en una disputa entre dioses Olímpicos, en este caso, Atenea y Ares, que se sirven de los mortales para lograr sus fines. Después, según se avanza en el juego y en la novela, Kratos irá cogiendo las riendas de su destino y rehuirá el papel de títere para unos dioses que le contemplan desde las alturas y a los que entretiene de su aburrimiento eterno. Una licencia que bien podemos permitir teniendo en cuenta la naturaleza interactiva en la que se basa todo videojuego.

¿Qué podéis aprender leyendo el libro? Si a la lectura de 300 páginas durante vuestras vacaciones estivales hubiera que añadirle alguna virtud más, God of War es una buena y original introducción a la cultura clásica. Si jugar al videojuego os familiarizó a algunos de vosotros, reconocidos alérgicos a la letra escrita, con conceptos como las Parcas, las penas del Titán encadenado Atlas, la misteriosa Caja de Pandora o la petrificante mirada de Medusa, el libro de Stover y Vardeman – traducido al español por Diego de los Santos - podría acercaros a la lectura y proporcionaros grandes momentos de placer y entretenimiento. Espero que sea así.

Ojeando, y con esto acabo, la solapa de la edición, no puedo dejar de confirmar que mi impresión sobre el florecimiento actual de este género de libros basados en videojuegos, expresada en el post de Assassin's Creed, parece bastante acertada: solo Timun Mas tiene en marcha, además de este volumen de God of War, cuatro sagas inspiradas en hits de las consolas. Las correspondientes a Gears of War, de la que os hablaré muy pronto; la basada en el mundo de Halo – su primer tomo se titula La caída del Reach –; un título de Dead Space y una trilogía sobre Mass Effect. De momento, las adaptaciones parecen limitarse a juegos de aventuras, shoot'em ups, pero este género incipiente nos dará, no lo dudo, grandes y recomendables títulos en el futuro. Espero que God of War sea uno de ellos y alguno de vosotros pueda y quiera disfrutarlo este verano. Seguid pasando muy buenas vacaciones, hasta pronto.

lunes, 25 de abril de 2011

Prosopografías y Ponches Mágicos

Bueno, ya sabéis como va esto, a veces pasan semanas sin entradas, y en menos de veinticuatro horas se apelotonan dos: mañana, como sabéis, nos vamos de viaje de fin de curso con los de cuarto, y creo que no podré volver a pasarme hasta bien entrado mayo, así que sirva eso como justificación para estos dos posts tan consecutivos.

Hoy quería hablaros de un libro de fantasía magnífico, que conocí hace ya mucho tiempo: lo vi en la estantería hace poco y lo revisé, confirmando con un criterio actual bastante más exigente que sigue siendo un libro hermoso, bien escrito y muy recomendable. Se titula El ponche mágico, y lo escribió el escritor alemán Michael Ende en 1989. Husmeando con Google he visto que en algunas versiones se titula El ponche de los deseos; poco importa la traducción, que no le hace justicia al imponente título en alemán, nada menos que Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch.

Michael Ende fue un escritor alemán especializado en literatura juvenil y fantástica, conocido especialmente por Momo o La historia interminable. El ponche mágico, que publicó SM en 1993, dentro de su colección El Barco de Vapor (aunque mi edición, de tapa dura, es de la colección El submarino naranja, de la misma editorial), fue traducido del alemán por J.Larriba y M.Terzi.

Su argumento gira en torno a las desventuras de dos malvados, malos con malicia, aunque con un punto entre risible – que provoca risa - y exagerado tan adecuado para la literatura juvenil o infantil. El primero se llama Belcebú Sarcasmo, y es un mago de laboratorio. La novela, de 172 páginas, transcurre durante un único día, un 31 de diciembre, que los alemanes llaman San Silvestre y nosotros reconocemos mejor como Nochevieja. Arranca la obra, os decía, a las cinco de la tarde de ese día, y cada capítulo se encabeza por un reloj que nos acerca inexorable a las campanadas de Año Nuevo, a las doce de la noche. Belcebú, os decía, es un mago solitario, abyecto, con grandes poderes maléficos que emplea siempre para causar daños al mundo: epidemias, incendios, contaminación, corrupción o extinción de animales. Sin embargo, Belcebú había firmado un contrato con sus superiores infernales comprometiéndose a realizar cada año un número mínimo de catástrofes y calamidades, y ese año no había cumplido con sus “deberes” a tiempo. La novela arranca cuando un funcionario infernal – llamado Maledictus Oruga – le visita para informarle de que será secuestrado y entregado a los peores castigos infernales si no cumple con sus obligaciones antes de la medianoche de ese mismo día de San Silvestre, momento en que expira el plazo de su contrato. Si quisiéramos extraer una moraleja de las desventuras del pobre Belcebú, ya intuís por donde iría: no dejéis vuestras obligaciones – sean infernales calamidades o deberes de Semana Santa – para el último momento...

Nuestro agobiadísmo mago recibe esa misma tarde la inesperada y muy inoportuna visita de la segunda protagonista, su tía Tirania Vampir, una regordeta y estridente bruja multiplicadineros. Resulta que ella se encuentra en la misma desesperada situación de incumplimiento contractual que su sobrino, y el implacable Oruga también le ha advertido de su inminente secuestro.

La única posibilidad que ven ambos, con apenas unas horas de tiempo, es unir sus esfuerzos para crear un terrible y poderosísimo brebaje: el legendario Ponche de los Deseos. Cada uno de ellos tiene una mitad de la receta, pero ninguno confía en el otro. Aun así, no les queda más remedio que aunar esfuerzos. Resulta gracioso ver como ambos se lanzarán a colaborar pensando siempre en traicionar al otro a la menor ocasión. El ponche que se disponen a crear responde al nombre de Ponche “genialcoholorosatanarquiarqueologicavernoso”, y, además de trabar la lengua de todos aquellos que intentemos pronunciarlo, cumple a la inversa todos los deseos que se formulen si se toma antes de las campanadas de San Silvestre. Si logran conseguirlo, provocarán todos los desastres naturales, enfermedades y guerras que necesitan para cumplir con sus obligaciones y librarse, por los pelos, del castigo eterno en el Infierno.

Los otros protagonistas de la novela de Ende son, obviamente, los “buenos”: nada menos que un gato panzudo y con delirios de grandeza (se cree poco menos que Pavarotti reencarnado) llamado Mauricio di Mauro y un cuervo agorero y pesimista que responde a Jacobo Osadías. Ambos son espías enviados por el Consejo de los Animales para vigilar a sus malévolos amos, y cuando descubran los terribles planes de estos, se esforzarán por impedir que el ponche mágico pueda ser concluido a tiempo, debido a todas las catástrofes que se desencadenarían entonces.

Os invito a leer esta novela, con la que espero disfrutéis como yo hice. Tiene momentos de humor realmente brillantes, narra con genio y enorme imaginación la elaboración del poderoso ponche y traza de forma enganchante el retrato de Belcebú y Tirania, dos personajes odiosos, que desconfían de todo y de todos y que se comportan con descarado egoísmo y maldad, estresados y desesperados por eludir la amenaza de sus benefactores Infernales.

Precisamente, refrescaremos un concepto muy simple, que vimos en tercero hace poco: entre los elementos de la narración, recordaréis que os expliqué la PROSOPOGRAFÍA; se trataba de la descripción de los rasgos físicos de un personaje. Otro día nos ocuparemos de las descripciones psicológicas, las etopeyas, pero hoy vamos a ver las prosopografías de los dos protagonistas de El ponche mágico de Michael Ende. Observad:


Su alta y esquelética figura se hallaba cubierta con una bata plisada de seda verde cardenillo (este era el color preferido del Consejero Secreto de Magia). Su cabeza, pequeña y calva, parecía apergaminada, como una manzana rugosa. Sobre su nariz aguileña se asentaban unas gafas enormes de armadura negra y con unos cristales, fulgurantes y gruesos como lupas, que agrandaban sus ojos de forma poco natural. Las orejas le colgaban de la cabeza como el asa del cubo. Tenía la boca tan estrecha como si se la hubieran abierto en la cara con una navaja de afeitar. En resumidas cuentas, no era precisamente un tipo en el que se puede confiar a primera vista.

(Michael ENDE, El ponche mágico. SM, 1993, página 6)


Como veis, el autor emplea comparaciones, se fija en sus rasgos más llamativos, nos pinta colores, impresiones, para que la imagen de este siniestro Belcebú Sarcasmo cobre vida en nuestras cabezas. Vamos ahora con la prosopografía de su “estimadísima” tía, la bruja Tirania Vampir:

Tirania Vampir […] era relativamente pequeña, al menos en comparación con la estatura de Sarcasmo. En cambio, era increíblemente gorda.

Su vestuario consistía en un traje de noche amarillo azufre, con muchas rayas negras, de modo que parecía una enorme avispa. (De hecho, el amarillo azufre era su color preferido.)

Iba cubierta de joyas, en incluso sus dientes eran de oro macizo y estaban empastados con brillantes. Llevaba un anillo en cada uno de sus regordetes dedos y hasta las uñas estaban lacadas en oro. Se cubría la cabeza con un sombrero que era tan grande como una rueda de coche, y en cuya ala tintineaban centenares de monedas.

(Michael ENDE, El ponche mágico. SM, 1993, página 51)


Ya habéis visto que Ende describe a sus dos protagonistas con una considerable dosis de sentido del humor. Intentar imaginarte a estos dos y que no se te escape la risa es una tarea ardua. Las prosopografías pretenden ser fotografías para los lectores, por ello debemos incluir suficientes detalles: los ojos, la cabeza, nariz, manos y uñas, estatura, complexión, cabello o ausencia de él, vestuarios, gafas, dentaduras, etc. Todo ello no está reñido con emplear imágenes poéticas, recursos expresivos como metáforas, comparaciones o hipérboles – exageraciones – para hacer más atractiva nuestra prosopografía.

Si leéis El ponche mágico podéis encontrar más prosopografías de los distintos personajes que pueblan sus páginas, como Maurizio, Jacobo, los gnomos o el mismísimo San Silvestre; y si no os gustan las propuestas de Ende, siempre podéis imaginar una propia. Es la grandeza de la literatura: tu imaginación es libre, y aunque ello exija un esfuerzo mayor que el de mero consumidor – como cuando ves la imagen en una película o serie –, puedes imaginarte a los personajes como prefieras. Practicad este recurso de las descripciones físicas y que disfrutéis El ponche mágico. Ahora sí, buen final de vacaciones, y hasta la próxima. Salud.

domingo, 24 de abril de 2011

Adverbiales Consecutivas en El Refugio


Día de resaca de libros, rosas y disfrute del final de nuestras vacaciones. Como el mal tiempo parece empeñado en alejarnos a todos de cualquier atisbo de playa o buena excursión, atendamos un poco a este espacio. Para hoy, unas palabras de elogio hacia vuestros compañeros de 4º de ESO: durante este curso han trabajado con solvencia las oraciones compuestas, y antes de emprender el viaje de fin de curso, logramos ver los nueve tipos principales que esquematizamos en un post ya bastante lejano. Esta entrada se referirá, de forma específica, al análisis de una de las subordinadas adverbiales que más fallos acarrea, las Consecutivas. Además de aclarar – espero – todos los pasos para analizarlas correctamente, hablaremos del tercer libro de una de las mejores trilogías de los Reinos Olvidados: El elfo oscuro, de R.A. Salvatore. Ese tercer libro se titula El refugio. Hay unanimidad entre mis amigos que lo han leído en que esta tercera parte es la peor de la trilogía, opinión que comparto, pero ello no implica que sea un mal libro y que no merezca la pena conocerlo: tiene más que ver con las dos extraordinarias primeras partes, La morada y El exilio, que eran simplemente excelentes. No siempre podíamos – aunque lo deseáramos – pedirle obras maestras a Salvatore. Fijémonos pues, en el argumento de El refugio, que oculto debajo del ya mencionado recurso del Spoiler – por si alguien no ha leído las primeras partes de la trilogía – y después nos centraremos en el análisis de las Subordinadas Adverbiales Consecutivas.

ARGUMENTO DE EL REFUGIO, TERCERA PARTE DE LA TRILOGÍA EL ELFO OSCURO (clic para expandir, yo me leería antes las dos primeras partes...)

El exilio (Libro II de El Elfo Oscuro) había acabado con uno de esos “momentazos” que se convierten en memorables para los amantes de la fantasía épica. Drizzt y sus amigos – la pantera Ghenwyvar, el enano svirfnebli Belwar Dissengulp y el pobre Clak – habían logrado sobrevivir a duras penas al último y demoníaco intento de la matrona Malicia Do'Urden – la madre de Drizzt – de exterminarlos a todos para congraciarse así con la diosa Lloth. En su último y desesperado intento, Malicia había levantado de entre los muertos al mismísimo padre de Drizzt, el antiguo maestro de armas Zaknafein, convirtiéndolo en un terrible espectro guerrero, un zin-carla, y lo había lanzado contra su propio hijo, al que Malicia odiaba más que a nada en el mundo. Sin embargo, tras las aventuras en la Infraoscuridad y la captura a manos de los odiosos ilícidos, Zaknafein había logrado resistir a la malvada voluntad de la matrona y... Por mucho que esto esté bajo la marca del spoiler, leedlo vosotros mismos en los magníficos capítulos 24 y 25 de El refugio. Vale la pena. En cualquier caso, Drizzt y sus amigos habían salvado la vida por los pelos y tras enormes peligros, y se había convencido finalmente que nunca estaría a salvo en la Infraoscuridad, pues el rencor de su familia no se extinguiría mientras quedara vivo uno solo de ellos; más aún, todos los drows de Menzoberranzan pretendían ahora la fama y gloria que supondría matar al renegado hijo de Malicia. Tras comprender esto, os decía, Drizzt decide al final de El exilio abandonar la Infraoscuridad para siempre y salir a la superficie, a los Reinos Olvidados. En El refugio R.A. Salvatore nos narra las primera peripecias de su célebre personaje en la superficie de Faërun.

La tierra a la que llegará se encuentra en el lejano Norte, aún no en el Valle del Viento Helado, pero sí más allá de Sundabar. Los problemas con los que se encuentra al principio del libro reflejan lo traumático de un cambio de vida radical, en todas sus facetas. Acostumbrado a la oscuridad perpetua de la vida bajo tierra, a Drizzt le llevan semanas soportar a duras penas la luz del Sol; todas sus prendas o armas se desvanecen al contacto con la luz del día. Todo cuanto le rodea es nuevo y desconocido para él: desde una montaña, las nubes, los animales salvajes, los árboles a las construcciones de los humanos y el ajetreo de un asentamiento “normal”. Él sólo había conocido fortificaciones en perpetuo estado de alerta ante las incursiones de los drows, y jamás había concebido una existencia plácida como la de un pastor, un comerciante o un artesano. Además, se encuentra muy solo, acompañado sólo por Ghenwyvar, como le ocurrió al iniciarse El exilio.

Sus primeros acercamientos a la gente de la superficie son catastróficos: aunque él sea, como ya sabemos, noble, justo y de buen corazón, su aspecto sigue siendo el de un Elfo Oscuro, un Drow: piel oscura, pelo blanco, estatura media y ligerísima complexión. Y en la superficie, los drows están entre las más temidas – y odiadas – criaturas de Faërun, por su interminable historial de sanguinaria y cruel violencia. Así que Drizzt sufre en sus carnes la incomprensión y el rechazo por cuestiones raciales, sin que nadie se atreva, al principio, a conocerle como individuo. Casi todos huyen gritando aterrorizados y otros, los menos, intentan matarlo en cuanto se pone a tiro de sus espadas, flechas o hechizos.

En este libro empezarán a desarrollarse rasgos que luego eclosionarán en uno de los mayores y más complejos héroes del imaginario de la saga de los Reinos Olvidados. Su recto sentido de la justicia, su estoicismo, su disposición a jugarse la vida por gente que le desprecia, sin esperar nada a cambio, una tendencia a la vida solitaria y el secreto anhelo de ser aceptado, de ser amado, que en suma mueve a todas las criaturas de este y otros tantos mundos fantásticos.


Muy pronto, los rumores sobre la aparición de un drow en la superficie llegarán a aventureros avezados, como el grupo de Paloma Garra de Halcón; pero también a un grupo de malvadas criaturas, encabezadas por un cachorro de barje – un diablo menor – y su gigante de la colina doméstico, que intentarán que las culpas de sus pillajes, robos y asesinatos caiga sobre la mala fama de Drizzt Do'Urden. El conflicto está servido. No está mal como bienvenida a su nuevo “hogar”.

Con todo, el personaje clave de El refugio se llama Montolio. Se trata de un antiguo y anciano vigilante, servidor de la diosa Mielikki, que se había retirado a una vida de ermitaño retirado. Será Montolio el que por primera vez vea las auténticas virtudes y valor de Drizzt, y paradójicamente, lo hará sin necesidad de ojos, pues se había quedado ciego mucho tiempo atrás. Gracias a él, Drizzt aprenderá a sobrevivir, los aspectos fundamentales de la vida en Faërun. Será, a un tiempo, mentor, maestro, amigo y padre.


Si queréis saber como se salda la primera aventura fuera de la Infraoscuridad de este legendario héroe, Drizzt Do'Urden, no dejéis de leer esta culminación de la magnífica trilogía El Elfo Oscuro de R.A.Salvatore.

Tras este repaso al argumento de El refugio, extraeremos del libro algún ejemplo de oración subordinada consecutiva y lo analizaremos paso por paso. Primero, refrescemos el concepto, muy sencillo.

Las subordinadas adverbiales consecutivas expresan una CONSECUENCIA de la acción expresada en la oración principal. Es decir, en la oración principal pasa algo, se expresa algo, que tiene como consecuencia lo que expresa la subordinada.

Veamos este ejemplo, que encontré en el primer capítulo, Lecciones malolientes, en la página 628 de la edición que manejo:


Drizzt entendía la lengua goblin, pero el dialecto del gnoll era tan extraño que sólo alcanzó a entender unas pocas palabras, «amigo» y «líder» entre ellas.


Mirémosla con atención: hay una oración principal, 'el dialecto del gnoll era tan extraño'. Un gnoll es una malvada criatura, humanoide de dos metros que recuerda bastante a una hiena; pues bien, habla de una forma muy rara, con un dialecto muy incomprensible. Este hecho, expresado en la oración principal, tiene una consecuencia posterior: que Drizz casi no le entienda. Esa consecuencia es precisamente la proposición subordinada adverbial consecutiva: 'que (Drizzt) sólo alcanzó a entender unas pocas palabras'.

En las consecutivas solemos emplear dos nexos correlativos. TAN... QUE, TANTO... QUE son los más habituales. Sin embargo, la primera parte del nexo (en este caso, TAN) es, además de un nexo, un adverbio normal dentro de la oración, y debemos ponerle función como a cualquier adverbio.

Veamos como analizaríamos esta consecutiva.

1 – Primero, analizaremos las categorías gramaticales de todas las palabras:

2 – Después, las agrupamos en Sintagmas. Recordad que, aparte del Nexo, no puede quedar ninguna palabra “suelta”: si os ocurre eso, volved a mirar, que se os ha pasado algo. Quedaría algo parecido a esto:
3- Ahora, tras hacer esto, vemos que hay dos Sintagmas Verbales, dos verbos conjugados: 'era' y 'alcanzó'. Ello implica que tiene que haber dos oraciones. ¿Cuál será la principal y cuál la subordinada? La principal es independiente, la dominante, mientras que la subordinada sólo cumple una función hacia aquella y no tiene sentido por sí sola. Busquemos el nexo, en este caso los dos nexos correlativos, y delimitemos principal y subordinada. Pero no os olvidéis que, ya en el segundo paso, al 'nexo'-adverbio TAN ya le hemos puesto su función respecto al adjetivo extraño: un simple Complemento del Adjetivo.

4 – Ya hemos delimitado cuál es la subordinada. Como siempre, ahora la analizamos por completo, olvidándonos del análisis de la principal. Cuando acabemos, recordad que tratando de subordinadas, la unión del Sujeto y el SV no producirá una oración, sino una PROPOSICIÓN.
5 – Acabado el análisis de la subordinada adverbial, tenéis que pensar que esa PROP tiene que tener una función respecto al verbo principal, y siempre será de COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL, en este caso, de CONSECUENCIA. Acabemos el análisis de la principal.
Y con esto, hemos acabado el análisis. Espero que no os suponga ningún problema. Prestad atención al nexo correlativo – TAN -, y no olvidéis que cumple una doble función: la de introducir la subordinada adverbial, pero también la suya propia como adverbio normal, en este caso de complemento del adjetivo al que acompaña y cuantifica.

Ánimos a los valientes que hayáis llegado hasta aquí. Aunque sólo sea por eso, echadle un vistazo al libro de El refugio buscando más consecutivas y practicad su análisis. Espero que el post haya sido de utilidad: si aún persiste alguna duda, armaos de tiza o boli y venid a verme. Un saludo, que acabéis de pasar buenas vacaciones.


domingo, 17 de abril de 2011

Semana de Dragones

A menos de una semana de celebrar Sant Jordi, permitidme una reflexión sobre el imaginario que rodea la que, para mí, es la más hermosa de las fiestas de nuestra tierra. Cualquiera que me conozca, sea por leerme o por sufrir mis clases, sabe que mi personaje favorito de entre los que pueblan el Día de la Rosa siempre será el Dragón. Unas palabras sobre estos animales majestuosos de tantas y tan variadas mitologías en este blog de fantasía épica es lo mínimo que puede esperarse en esta semana que debe acabar con libros y rosas para todos y todas.

Gracias a la Wikipedia – por cierto, os expliqué el acrónimo de ese potente y fecundo neologismo, ¿no?. WIKI significa en inglés “What I Know Is”, es decir, “Lo que Sé Es...” -, podemos ver que la figura del Dragón es una constante en muchas tradiciones mitológicas, no sólo occidentales. Sus simbolismos son muy diversos, ya que pueden llegar a representar tanto el Mal más absoluto como las más nobles y caras virtudes. A menudo han representado los mayores desafíos para los paladines o caballeros que se han enfrentado a ellos, como nuestro Sant Jordi, que no sólo podían recurrir a la fuerza bruta para contrarrestar sus muchos poderes y armas. Su nombre siempre se asocia, en cualquier caso, al Poder, a la reverencia y el terror que inspiran estos monstruos tremendos.



Yo quiero hablaros de unos Dragones distintos: los que pueblan y protagonizan la saga Dragonlance, de la que tantas veces os he hablado aquí. Con uno de estos libros leí por primera vez sobre estos animales, y la fascinación no me abandonó jamás. Y siempre los tuve como referente, quizá porque fueran los primeros, aunque después conocí a muchos más: desde el gran Smaug que protagoniza El hobbit de Tolkien, a los que sobrevuelan Faërun, el mundo de la Puerta de la Muerte, los legendarios de la Primera Edad de la Tierra Media (Ancalagon, siempre me encantó ese nombre), los de la sagas de Eragon o los de videojuegos como Warcraft o Baldur's Gate... Con todo, los Dragones de Krynn, originalmente concebidos por Weis y Hickman, serán siempre de mis predilectos. A lo largo de los libros posteriores, todos los autores del universo Dragonlance coincidieron siempre – a veces como único nexo común entre estilos y formas de escribir muy dispares – en narrar con acierto esa mezcla de temor reverencial y admiración sin límites de los habitantes de Ansalon – y a través de ellos, de los lectores – hacia esos seres que aunaban todas las virtudes y dones que pueden concebirse. Veamos algunas de esas características.

Los Dragones del mundo de Krynn son fuertes, resistentes, poseen una piel escamosa prácticamente invulnerable, exhalan terribles llamaradas – o cualquier otro tipo de perrerías, tales como nubes ácidas en el caso de los Verdes, andanadas de hielo los Blancos o descargas eléctricas los Azules –, pueden volar a grandes velocidades y poseen una cola sinuosa repleta de espinas y púas que puede azotar a enorme velocidad y con devastadores resultados. Por si fuera poco, añadidles una amenazadora boca repleta de inmensos colmillos, un apetito equivalente al de tantos dones – es decir, donde vosotros veis un hermoso caballo, ellos ven un apetecible canapé. Imaginad que pensarían si os vieran correr a vosotros... -, una longevidad de muchos siglos de vida y unos extraordinarios poderes mágicos, que les ponen sólo por debajo de los mejores Archimagos en cuanto a destrezas arcanas.

¿Demasiadas virtudes, verdad? A efectos de una serie de aventuras en las que muchas veces los protagonistas se ven abocados a desafiar a estas criaturas, pueden parecer un obstáculo demasiado insalvable.

Quizá como contrapeso, para hacer las cosas más interesantes, los Dragones de Krynn también destacan en sus defectos o carencias, muchas veces tan monstruosos o colosales como la larga lista de sus dones. En general, los Dragones maléficos, servidores de la Reina de la Oscuridad, son brutalmente individualistas, crueles y arrogantes. Rechazan unirse con sus demás congéneres dragones (excepto los Azules, los más sociables) porque siempre se consideran a sí mismos los mejores de todo Krynn. Son rencorosos, no olvidan una afrenta, y rebajarse a tener tratos con los mortales – cuando este no se reduce a incinerarlos a todos, su forma preferida de interactuación – les produce asco, hastío y repulsión. Además, son tremendamente codiciosos, y gustan de acumular enormes tesoros que acaparan... ¿por qué deben acapararlos? ¿Para ir a comprar a La Farga? Siempre me pregunté para qué le servían las monedas de oro y los diamantes a un Dragón que, obviamente, no tiene intención de comprarle nada a los insignificantes humanos. En ocasiones leí que era el brillo de los objetos preciosos y el frío tacto del oro y la plata en sus escamas lo que les atraía. Y sin embargo, nunca los vi tendidos en lechos de cristal o lentejuelas ni de burdo acero...

Eso, en cuanto a los Dragones maléficos. Otro día os hablaré sobre uno de los más perversos e interesantes con los que me he topado, un ejemplo de libro de todas las virtudes y defectos de los que os he venido hablando: Immolatus, que aparece en la tetralogía La forja de un Túnica Negra. Aún recuerdo la frase que un estremecido Par-Salian lee sobre él en El Libro de los Dragones: “...el favorito de la Reina Oscura, el gran Rojo conocido como Immolatus”.

En cuanto a los predilectos de Paladine, el Dios del Bien, los Dragones metálicos no son ni mucho menos tan crueles ni sanguinarios como sus congéneres del Mal, pero aún así son altivos, orgullosos y no gustan demasiado de tratar con los simples mortales, a los que ven como nosotros contemplamos a los animales: puede que con cariño, pero nunca ni remotamente a su nivel. La excepción, claro, está en los míticos Dragones Plateados, cuya tendencia a enamorarse de mortales y a tomar formas humanas produce las mejores y más brillantes páginas de esta saga.


Hoy no repasaremos un concepto de clase, en atención a vuestras merecidas vacaciones, pero os voy a recomendar un cuento, muy breve, y bellamente ilustrativo de todo cuanto os he contado aquí. Es uno de los mejores de cuantos he leído en las colecciones de Cuentos de la Dragonlance, bastante fecunda tras casi un cuarto de siglo de publicaciones. Se titula Los huevos de Aurora, y lo escribió uno de los primeros espadas del género, Douglas Niles; garantía de calidad. Es el último cuento de la recopilación Los dragones en guerra, supervisada por Weis y Hickman y publicada en España por Timun Mas en 1999, traducida por Marta Mabres. Podéis encontrar Los huevos de Aurora en las páginas 184 a 211: como veis, un cuento muy breve, de menos de treinta páginas, para que no me acuséis de recomendar siempre libros kilométricos, pero muy bien escrito; lo considero una inmejorable forma de conocer por primera vez a los Dragones que surcan los cielos de Krynn y, como dice el Cántico, los sueños de todos aquellos que una vez conocimos este mundo fantástico. Espero que alguien se anime a conocer a esta inolvidable hembra de Dragón Dorado llamada Aurora. Que lo disfrutéis, y paséis muy buenas vacaciones. Salud a todos.