Minas Tirith: Ciudad de Reyes

lunes, 18 de julio de 2011

En clase - sangrienta - de mitología con Kratos


Cuanto tiempo sin vernos. En la última entrada ya me disculpé por anticipado ante lo que preveía que iba a ser una ausencia prolongada: la locura del tercer trimestre, el viaje de fin de curso y el fin de curso excedió todo eso. Ahora, con más tiempo por delante, y aprovechando el mal clima de hoy, reemprendemos la tarea del blog, apartada durante demasiadas semanas.

Hoy quería hablaros sobre una novedad que encontré el otro día en la Fnac: se titula God of War, obra de Matthew Stover y Robert E. Vardeman. El libro, editado por Timun Mas, se inspira en el título homónimo – ya sabéis, con el mismo nombre, God of War – que inauguró en marzo de 2005 una exitosísima saga de videojuegos en Playstation protagonizados por el Fantasma de Esparta, el terrible Kratos. Disfruté mucho con el juego original en la ya extinta – ¿o aún existe? - Play 2; la sucesión de combos y explosiones de sangrienta violencia con la que nos deleitaban los chicos de David Jaffe – líder del staff de God of War – convirtió al título en un clásico de los Hack and Slash casi desde su concepción. Pero por encima de todo eso, lo que me hizo fijarme en este libro fue que recordaba que el juego tenía una historia interesante, libremente inspirada en la mitología griega: la epopeya desmesurada de Kratos, su enfrentamiento con su terrible Fatum – Destino –, el papel de la Némesis, su pugna con los Dioses olímpicos, caprichosos, benévolos, generosos o vengativos e inmisericordes, cuya mayor cercanía a los defectos y virtudes humanos ya hemos visto muchas veces en la clase de Latín de 4º. Era una buena historia situada en una época que se me hace especialmente atractiva. Además, en conversaciones en clase con vuestros compañeros “jugones”, la saga de Kratos ocupaba siempre un lugar de predilección, por lo que me decidí a comprar el libro y leérmelo, empeño en el que me pilla este día encapotado.


Aún sin haberlo acabado, me atrevo a recomendaros su lectura. Prosa correcta, un ritmo bastante parecido al del videojuego original y una profusión en los detalles de las muchísimas batallas en que se sumerge nuestro belicoso protagonista; me lleva a pensar que los autores han jugado – y mucho – al título en que se inspira su juego. Pero, naturalmente, la naturaleza misma del libro permite un análisis mucho más profundo de las motivaciones, los pensamientos, los recuerdos y los actos de los protagonistas: si disfrutasteis, como yo, de este videojuego, podría gustaros conocer más sobre Kratos: su ascensión, su pasado, y como llegó a convertirse en el guerrero más temido de toda Grecia, la tragedia en el templo de Atenea y los obsesivos recuerdos y culpa que le atormentarán desde entonces. Los autores esbozan además con solvencia a los restantes personajes, resultándome especialmente interesantes los retratos de Ares y de Atenea. Fijaos, por ejemplo, en como conversan Atenea, protectora de Kratos, y Zeus, el Señor del Olimpo, sobre la desatada sed de sangre de Ares, el dios de la Guerra:


- ¿Lo ves? - dijo Atenea en voz baja -. Es tal y como te decía. Su locura crece a cada día que pasa. Si se atreve a desafiar tus órdenes, ¿habrá algo a lo que no se atreva? Padre, podría ser necesario...

- No – replicó Zeus con gravedad -. No, Ares no es tan inconsciente como para desafiarme. […] Mis hermanos y yo destruimos a los Titanes porque luchaban constantemente entre sí; su amargura por disputas antiguas y nunca olvidadas los dividió hasta que fue demasiado tarde. Los Olímpicos no correrán la suerte de los Titanes. Si hay que... destruir a Ares, no seré yo quien lo haga. Ni tú, Atenea.

La diosa agachó la cabeza de nuevo para ocultar que estaba esbozando otra sonrisa.

God of War. Página 32-33, Timun Mas.


Como veis, lo que durante el juego se nos iba esbozando durante las presentaciones o videos entre niveles, aquí se desarrolla con detalle. Kratos no es más que un instrumento, en primer momento, en una disputa entre dioses Olímpicos, en este caso, Atenea y Ares, que se sirven de los mortales para lograr sus fines. Después, según se avanza en el juego y en la novela, Kratos irá cogiendo las riendas de su destino y rehuirá el papel de títere para unos dioses que le contemplan desde las alturas y a los que entretiene de su aburrimiento eterno. Una licencia que bien podemos permitir teniendo en cuenta la naturaleza interactiva en la que se basa todo videojuego.

¿Qué podéis aprender leyendo el libro? Si a la lectura de 300 páginas durante vuestras vacaciones estivales hubiera que añadirle alguna virtud más, God of War es una buena y original introducción a la cultura clásica. Si jugar al videojuego os familiarizó a algunos de vosotros, reconocidos alérgicos a la letra escrita, con conceptos como las Parcas, las penas del Titán encadenado Atlas, la misteriosa Caja de Pandora o la petrificante mirada de Medusa, el libro de Stover y Vardeman – traducido al español por Diego de los Santos - podría acercaros a la lectura y proporcionaros grandes momentos de placer y entretenimiento. Espero que sea así.

Ojeando, y con esto acabo, la solapa de la edición, no puedo dejar de confirmar que mi impresión sobre el florecimiento actual de este género de libros basados en videojuegos, expresada en el post de Assassin's Creed, parece bastante acertada: solo Timun Mas tiene en marcha, además de este volumen de God of War, cuatro sagas inspiradas en hits de las consolas. Las correspondientes a Gears of War, de la que os hablaré muy pronto; la basada en el mundo de Halo – su primer tomo se titula La caída del Reach –; un título de Dead Space y una trilogía sobre Mass Effect. De momento, las adaptaciones parecen limitarse a juegos de aventuras, shoot'em ups, pero este género incipiente nos dará, no lo dudo, grandes y recomendables títulos en el futuro. Espero que God of War sea uno de ellos y alguno de vosotros pueda y quiera disfrutarlo este verano. Seguid pasando muy buenas vacaciones, hasta pronto.

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