Minas Tirith: Ciudad de Reyes

lunes, 12 de julio de 2010

Demasiado Histórico...



Un post especial, sí, ajeno a la temática del blog y que algunos juzgarán inapropiado, oportunista o desubicado. Achacadlo a la euforia. No siempre se toca la cima del mundo.

Sí, muchachos, el mundo: eso es lo que conquistó nuestra selección ayer, en el que sin duda es el día más brillante de la historia de nuestro fútbol. “Campeonamos”, como dirían en Argentina, donde aún lloran la locura de poner la albiceleste en manos de su iluminado por excelencia. Un día como el de ayer, 11 de julio de 2010, bien merece alejarse, excepcionalmente, de los destinos habituales de nuestras lecturas. ¿Qué mejor momento que éste para repasar, muy brevemente, algunos conceptos relacionados con la PRENSA? Coincidiréis conmigo que es algo difícil encontrar ejemplos de prosa periodística en los mundos de la Dragonlance, Faërun o Dune, por lo que espero que seáis benevolentes, y coincidáis que éste es el mejor ejemplo con el que podríamos haber tratado este tema. ¡Grande, roja! “Pour l'eternité”, tituló el diario L'Equipe, la Biblia del periodismo deportivo francés y casi del europeo, cuando Francia se impuso en su Mundial; hoy, amigos míos, me estremezco porque somos nosotros los que nos hemos ganado la Eternidad.

Durante la ESO, son varios los momentos en los que centramos las miradas en la prensa escrita, tan desconocida para la mayoría de vosotros. No me canso, ni lo hago ahora, de insistiros en su importancia: la calidad de la prensa es uno de los indicadores de salud democrática de un país. Y la prensa no debe ser herramienta de manipulación, sino instrumento para nuestro enriquecimiento personal a través del conocimiento de nuestro mundo y la construcción de nuestra propia opinión.

Naturalmente, nosotros nos preocupamos de las peculiaridades lingüísticas de la prensa: la estructura de las noticias, que os refrescaré en un momento, los reportajes o entrevistas, la concisión y claridad que se le supone a un texto de este tipo. Pero, y eso queda absolutamente patente hoy, la prosa periodística también puede llegar a ser literatura. Hoy, el mundo se hace eco del partido de ayer. 120 minutos de fútbol disputados en Johannesburgo, ante la mirada de cientos de millones de personas. Los datos son los mismos para todos: recordad, en el primer párrafo, el llamado lead, se tiene que informar de los SEIS ELEMENTOS de la noticia. Como recordaréis, son:

  • ¿Quién?

  • ¿Qué?

  • ¿Cuando?

  • ¿Dónde?

  • ¿Cómo?

  • ¿Por qué?

Una noticia que no informe de esas seis circunstancias en su lead es una noticia incompleta, insuficientemente documentada, o simplemente mal redactada. Por ejemplo, veamos como se inicia la noticia dedicada al partido de ayer en el diario 20 minutos.es, obra de A.Herrera:

Los mejores del mundo. España consiguió lo que se merecía, soñaba y, mucho más importante, lo que más de medio mundo demandaba, al derrotar a Holanda en la segunda parte de la prórroga de la final del Mundial de Sudáfrica, gracias a un tanto de Andrés Iniesta (0-1).

En el lead, el periodista incluye los seis elementos antes de cambiar de párrafo y desarrollar más extensamente la noticia (podéis consultarla entera aquí). ¿Quién? La selección española. ¿Qué? Ha derrotado a Holanda en la final del Mundial. ¿Dónde? En Sudáfrica. ¿Cuando? No se especifica, pero el sentido común nos dice que fue el día anterior a escribirse esta noticia. ¿Cómo?, gracias a un tanto de Andrés Iniesta. ¿Por qué?, porque lo había merecido, soñado y lo demandaba medio mundo.

Todo el que quiera practicar, lo tiene sencillo: la noticia está sin duda en las ediciones digitales de prácticamente todos los periódicos del mundo. No tenéis más que buscarla (en Google o en las hemerotecas de los respectivos medios, buscando la fecha del 12 de julio de 2010, es decir, hoy, día posterior al partido) y señalar los seis elementos de la noticia en los leads que leáis. Los primeros párrafos, como apreciaréis si comparáis más de tres medios, son similares en muchísimos de los medios: los malpensados pueden creer que ello se debe a que se “copian y pegan” unos a otros a través del Google. La realidad es que, siendo los elementos de la noticia unos (en este caso el triunfo de España contra esa bronca y marrullera Holanda, indigna de la zamarra de Cruyff o Van Basten), las formas de contarlos o elaborarlos es finita, y tarde o temprano acaban repitiéndose algunos esquemas.

Si alguien, en su locura, pretende mejorar más sobre este concepto, no tiene más que abandonar el análisis de las noticias redactadas por otros y pasar a la acción: redactad vosotros mismos una noticia sobre los hechos de ayer, seguramente archiconocidos por todos y cada uno de los habitantes de este (hoy) feliz país. La estructura ha de ser clara: un titular atractivo, dos subtítulos en letra más pequeña, explicativos o que amplíen la esencia del titular, y el redactado de la noticia, iniciado necesariamente con ese lead donde deben figurar los seis elementos de la misma.

Más arriba os apuntaba que la prosa periodística puede ser literatura. Frunciréis el ceño o levantaréis muchas cejas, extrañándonos que precisamente yo, el pesado que tanto os tuesta sobre las excelencias de Lope a Buero, de Cervantes a Saramago, de Quevedo a Hernández, me atreva a equiparar un artículo que habla sobre fútbol con las letras de esos titanes. A vosotros – aunque la incredulidad y los insultos me llegarán, por esto, más bien de vosotras – os responderé dos cosas. Primero, lo que escribió ayer mismo, antes del partido, el gran Javier Marías, enorme escritor y académico de nuestra lengua, en el diario El País sobre las emociones que puede provocar el deporte rey:

Quienes desdeñan el fútbol y lo ven como cosa de "hordas" no parecen haberse parado mucho a pensar en la alegría o tristeza desinteresadas que provoca en millones de personas a la vez. Que un equipo gane o pierda no nos va a cambiar a ninguno la vida: al que le vaya mal le seguirá yendo mal y el que sea feliz no verá mermada por una derrota su felicidad esencial. Nadie será más rico ni más pobre por eso, nadie saldrá del paro ni ingresará en él. Y sin embargo, en qué pocas ocasiones salta la gente de júbilo al mismo tiempo, o baja la cabeza con melancolía y dignidad. El efecto de la victoria o de la derrota no es duradero, digamos que se desvanece a las cuarenta y ocho horas. Más o menos como el efecto que nos produce la visión de una gran película, o la lectura de una deslumbrante novela, o escuchar una música sobrecogedora, o la contemplación de un cuadro turbador. Tampoco en el arte nos va ni nos viene, respecto a nuestra vida personal. Abrimos la cubierta de un libro, se apagan las luces de un teatro o de un cine, y sabemos que aquello no nos atañe de veras, que nos prestamos a una conversación. La emoción que experimentamos es también desinteresada, y la exultación o la desolación que sentimos a su término son sólo simbólicas, vicarias y artificiales, pero a veces más punzantes que las de la vida real. No podemos desdeñarlas.

Y para acabar, - ¿qué se puede añadir a las palabras de Marías?; apabullantes – el segundo argumento: como muestra un botón. Leed la crónica del partido que escribió José Sámano, el redactor jefe de Deportes del periódico El País, y una de las mejores plumas del periodismo deportivo de nuestro país, sobre la final del mundial de anoche. Vale la pena. Literatura, con mayúsculas. Un abrazo a todos, y sentíos orgullosos. Ya somos eternos.


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