Minas Tirith: Ciudad de Reyes

jueves, 8 de julio de 2010

Palabras Compuestas en Dune: la Yihad Butleriana


Ni estos tremendos calores ni la apoteósica andadura de la Roja en el Mundial pueden servir de excusa para descuidar tanto nuestro humilde empeño, así que cojamos un ventilador, posterguemos los alaridos, banderas y cervezas para el domingo por la noche, y afrontemos un nuevo post. Hoy repasaremos un tema muy sencillo, el de la formación de las PALABRAS COMPUESTAS, y explicaremos en relación a este simple concepto algo sobre una saga que conocí hace muy poco y que me encantó, por lo que no dejaré de recomendaros su lectura hasta el final de este veraniego post. El libro al que me refiero se llama La Yihad Butleriana, y es el primer volumen de la trilogía de ciencia ficción Leyendas de Dune, escrita por Brian Herbert y Kevin J. Anderson.

Afortunadamente, el concepto de las palabras compuestas requerirá poco tiempo por nuestra parte; las palabras compuestas son aquellas palabras que han surgido del proceso de la COMPOSICIÓN. La composición es uno de los mecanismos más fecundos y efectivos de la lengua para formar nuevas palabras, o neologismos (recordad, en griego “neo” significa “nuevo”, y “logos”, “palabra”). A diferencia de la DERIVACIÓN (en la que, no olvidéis, se formaban nuevas palabras mediante la adición de morfemas a UN SOLO lexema o raíz), en la COMPOSICIÓN obtenemos los nuevos vocablos a partir de la UNIÓN DE DOS O MÁS lexemas.

Los lexemas son la parte invariable en la formación de las palabras, y son las partículas que contienen la información semántica, de significado. De la información gramatical (tiempo verbal, modo, persona, número, género, categoría) se ocupan los morfemas.

Así pues, cuando los hablantes de una lengua viva se encuentran con una nueva realidad y necesitan una nueva palabra para designarla, pueden optar por este mecanismo: la unión de dos o más lexemas anteriores para formar un neologismo. El resultante será una palabra compuesta.

Los esquemas más habituales para formar palabras mediante la composición son:

  • Verbo + Sustantivo: escurreplatos, paraguas, paracaídas, quitamanchas.
  • Sustantivo + Adjetivo (orden indistinto): aguamarina, salvoconducto, bajorrelieve, pelirrojo.
  • Sustantivo + Sustantivo: bocacalle, coliflor.
  • Adjetivo + Adjetivo: blanquiazul, rojigualda, verdinegro.

Éstas son las estructuras más habituales y “normales” dentro de la composición, y a las que hemos prestado atención en clase. Los ejemplos más rebuscados, inhabituales y dificultosos, como las combinaciones con pronombres (quehaceres) o con adverbios (biempensante), o acrónimos que llegan a resumir frases enteras (correveidile, pésame) o varias palabras mediante la síntesis (motel, autobús), solo deberán preocuparos en etapas más avanzadas de vuestra educación.

En numerosas ocasiones habréis notado que relacionar los libros de los que suelo hablaros con los temas que damos en clase resulta dificultoso, y a veces la relación está directamente pillada por los pelos; no es el caso del post que nos ocupa: en una obra de ciencia ficción, los autores crean un universo imaginario, futurista en este caso, donde hay realidades – objetos, situaciones, mecanismos, doctrinas, razas, etc – QUE NO EXISTEN en nuestro mundo real y que, por tanto, no tienen palabras que las designen en nuestra lengua. Los autores realizan, por tanto, un esfuerzo de creación de nuevas palabras, y uno de los mecanismos que emplean es, precisamente, el de la composición. Pero, antes de ver los ejemplos extraídos del libro, presentémoslo brevemente.

En un post anterior os hablé ya de Frank Herbert como autor de una de las sagas más populares y extraordinarias de la ciencia ficción: Dune. Pocos, incluidos el autor y su editor en el sello estadounidense Chilton Books, podían prever el impacto que tuvo esta novela en el género. Publicada en 1965, ganó los premios Nebula y Hugo, y tuvo un éxito arrollador que destrozó los, hasta entonces, acotados límites de los aficionados al género. Y, sin embargo, me resisto a recomendaros su lectura en estos momentos, por los motivos que ya os expuse en el post dedicado a Los ojos de Heisenberg. Por eso, en vez de acudir a la novela original, os hablaré de una trilogía que escribió, casi cuarenta años después, el hijo de Frank, Brian Herbert, en colaboración con el afamado Kvin J. Anderson, toda una garantía del género.

Brian Herbert es, además de su hijo, el mayor admirador del universo que creó su padre, Frank Herbert. Con Las leyendas de Dune, Brian se propuso explicar los orígenes del mundo que se refleja en la obra de su padre: se trata, por tanto, de una precuela, situada temporalmente diez mil años antes de los sucesos explicados en Dune.

La Yihad Butleriana es un libro en el que se nos presenta a una humanidad esparcida por diversos planetas en un Universo en guerra, combatiendo contra las Máquinas Pensantes; tras evolucionar y superar a sus creadores, las computadoras se rebelaron contra los humanos y derrocaron su decadente Imperio, en pro de la eficiencia y el orden lógico. Los humanos, unidos bajo la feudal Liga de Nobles, resistieron durante un milenio, hasta la nueva acometida de los engendros liderados por la supermente colectiva Omnius y los poderosos Titanes cimeks. La novela, muy bien escrita, y bastante más accesible para vosotros que la prosa original de Herbert – aunque sigue siendo complicada, no os engaño -, nos relata en vertiginosos capítulos breves los sucesos que desencadenaron la decisiva batalla contra las Máquinas Pensantes. Os la recomiendo aun sin haber leído Dune, porque será un primer encuentro con personajes memorables, como Serena Butler, Xabier Harkonnen, Omnius, Vorian Atreides, Norman Cenva y muchos más, pueblos fascinantes como los zensunni, origen de los Fremen, planetas arrebatadores como Giedi Prime, Salusa Secundus o la inexpugnable Corrin. Las leyendas de Dune no es únicamente el inicio de una gran saga de aventuras espaciales: subyacen, tras los espectaculares viajes interplanetarios y los desmedidos avances técnológicos, profundas reflexiones que son, por humanas, atemporales: la lucha por la Libertad, los desmanes cometidos en nombre del Bien Común, la ambición, la impetuosidad irreflexiva de la juventud, la pasión amorosa, los peligros de una tecnificación excesiva, la conciencia ecologista de respeto al medio ambiente, los siglos de odio que puede provocar entre dos grandes casas un acto traicionero...

Espero que os sumerjáis, ahora o más adelante, en este extraordinario universo, llevado al formato audiovisual con desiguales resultados, en una película – hoy de culto – , Dune, de 1984, dirigida por el excéntrico David Lynch y protagonizada por Kyle MacLaghlan, y en varias miniseries para TV que, a mi juicio, no están a la altura de la obra en que se basan.

Bien, veamos algunos ejemplos de palabras compuestas extraídas del libro, con las que los autores – y, en el caso de nuestra edición en castellano, el traductor Eduardo G. Murillo – designaron nuevas realidades:

Cuchidente (lexemas “Cuchillo” + “diente”) = el arma que fabricó Selim con el enorme colmillo de un monstruoso gusano de Arrakis.

Budislámico (lexemas “Budista” + “Islámico”) = perteneciente a la imaginaria religión surgida de la fusión de los antiguos credos terrestres del Budismo y el Islam.

Espaciopuerto (lexemas “espacio”+”puerto”) = el recinto desde donde despegan y aterrizan las distintas naves interplanetarias.

Psicoionización (lexemas “psique”+ “ionización”) = uno de los poderes que desatan las temibles hechiceras de Rossak, una terrible descarga de sus poderes psíquicos.

Viviseccionar (lexemas "vivo" + "seccionar") = realizar una autopsia aún en vida, uno de los muchos crueles experimentos del robot Erasmo en Corrin.

Plasacero (lexemas "plástico" + "acero") = un material maleable y fácilmente producible que tiene la dureza del más templado acero, con el que Máquinas y Hombres Libres fabrican sus múltiples ingenios.

Éstos son solo algunos ejemplos extraídos del libro, pero hay muchos más, que nos suenan extraños primero – al no reconocer el referente –, y luego perfectamente encajados en este universo tan magistralmente articulado, tan coherente en todas sus relaciones, y tan “real” que merece la continua visita de millones de admiradores y, espero, también la vuestra algún día. Nada será igual si conseguís hacer vuestros los parajes del planeta Arrakis, también conocido, según nos cuenta la inolvidable princesa Irulan, como “Dune”. No dudo que el sencillo tema que hemos tratado hoy no os supondrá problema alguno: quien quiera participar de forma más activa, puede señalar aquí los ejemplos de palabras compuestas – ficticias o no – que encuentre en este o cualquier otro libro. Salud a todos, hasta la próxima.


4 comentarios:

  1. te felicito por el trabajo que haces, me parece que es my bueno el sistema de utilizar la literatura fantástica como medio para explicar conceptos, que de esta manera creo yo se recepcionan más facilmente. Te lo digo yo que no pude terminar mis estudios (los deje a los 16 años) por temas laborales y es a través de la lteratura que compezo en gran parte esa perdida.El ejemplo de Dune me parece fantástico aunque considero que en ese aspecto Tolkien fue un maestro... pero bueno no soy lo que se dice muy obejetiva en lo que a Tolkien se refiere.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, circemaia, celebro que te guste el blog, el tuyo es magnífico; intentamos que la gente lea, y a partir de ahí, que desarrollen su criterio y sus gustos: obviamente, no tienen porque coincidir con los míos. Es más, normalmente no lo hacen XD. Tolkien y Herbert me parecen totalmente diferentes, pero son magníficos ambos, cada uno en su género. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Hay un efecto muy sugestivo de combinaciones de palabras -las colocaciones- que trata magistralmente Aberto Bustos en:
    http://blog.lengua-e.com/
    Una auctoritas en la materia a quien seguro disfrutarás leyendo.
    Muy interesante tu post, enhorabuena! Saludos, M.

    ResponderEliminar
  4. mil gracias por el enlace, msm, lo miro enseguida.
    Dios, que nervios con la finalísima... XDDDD

    ResponderEliminar