Minas Tirith: Ciudad de Reyes

miércoles, 9 de febrero de 2011

Cartas Personales con los Hermanos Majere

Hola de nuevo. Antes que nada, mis excusas por la tardanza: ya sabéis que la mudanza se ha comido todo el tiempo de mi mes de enero. Hace poco los responsables del programa Buenas Prácticas 2.0 del Instituto de Tecnologías Educativas honraron esta bitácora nuestra con un elogioso artículo; desde aquí, mi agradecimiento por la mención y la atención que este blog – un esfuerzo educativo tomado como un hobby – ha merecido. Vamos sin más con el post de hoy. Hablaremos sobre las CARTAS PERSONALES con un libro de la saga Dragonlance: Los hermanos Majere, de Kevin Stein.

Una tradición: primera pincelada del argumento del libro. Tercer volumen de la primera trilogía de los Preludios de la Dragonlance, Los hermanos Majere fue mi primer contacto - ¿quizá el vuestro? - con el Mago más grande del Universo Dragonlance: Raistlin Majere. Personaje con mayúsculas, enunciar aquí sus complejidades – es sarcástico, mordaz, hiriente, ofensivo, reservado, pero tiene, exageradamente en el fondo, buen corazón, y actúa con nobleza, a su manera – excedería este post, y nos desviaríamos. Otro día hablaremos con mayor profusión – o `abundancia', apuntad – de ese tema, pero hoy, solo el argumento de esta novela. De casi 400 páginas, es una obra independiente: no hay que haber leído nada antes y se puede entender autónomamente, y tampoco aporta nada sustancial a las posteriores aventuras de los gemelos.

Se sitúa en una extraña ciudad de mármol blanco, Mereklar, al oeste de las Kharolis, a la que llegan los dos hermanos gemelos apellidados Majere: el fortachón guerrero Caramon y el hechicero Túnica Roja Raistlin. A este dúo se añade, como pincelada pintoresca, el inevitable kender: esta vez responde a Earwing Fuerzacerrojos. Una palabra compuesta como patronímico. ¿Revelador? Los tres protagonistas se verán envueltos en una conspiración a las puertas del Festival del Ojo en la ciudad: la gente está aterrada porque están desapareciendo... sus gatos. Nada impresionante, diréis. Pero es que tenían decenas de miles, más de cien por cada habitante de Mereklar. Y en medio del terror por la conjunción de las tres Lunas de Krynn, los Consejeros empiezan a caer asesinados, y la atractiva Gran Consejera Shavas se lanza en brazos de los tres protagonistas en busca de auxilio. Quien lea este libro verá con claridad la dualidad a veces complementaria y a veces enfrentada entre los dos hermanos Majere: Caramon es bonachón, cae bien a la gente, es un Hércules e imbatible en la lucha, pero carece de mucha inteligencia o, si lo preferís, deja la parte “intelectual” del grupo a su hermano, al que adora y en el que confía ciegamente; por el contrario, Raistlin es odiado y temido allá donde va. A su condición de Hechicero – solo los que hubieran superado la temible Prueba en Wayreth podía lucir una túnica como esa – se le añadía su fantasmagórico y enfermizo aspecto: Raistlin siempre había sido delgado, enclenque y enfermizo, pero tras la Prueba, su cuerpo se quebró, machacado más allá de los límites de la recuperación; su piel se tintó de color dorado, su pelo encaneció totalmente – con solo veinte años – y en sus pupilas se inscribieron dos relojes de arena. A cambio de tantas penurias, eso sí, es – en el momento de la novela, perfectamente encajada con coherencia en la cronología del personaje – el mejor Mago de su edad del mundo de Krynn, y aspira a lograr los poderes de un Archimago. ¿Su carácter? Es un tipo muy odioso, brutalmente inteligente y diestro con la magia, pero cínico, amargado, huraño, sarcástico y ofensivo. Ahora que lo digo, me recuerda al doctor House... o mejor dicho, House me recuerda a Raistlin, pues nuestro mago nació en los años 80.

En cualquier caso, el misterio de los gatos, las desapariciones, el extraño felino, las murallas de Mereklar... conforman una buena aventura, con una dosis de intriga, diálogos mordaces y peligros mortales. Antes del final, podría haber cierta presencia divina...

Una novela muy recomendable, si queréis adentraros en el universo Dragonlance.

El concepto que repasaremos hoy es la estructura de una Carta Personal. El libro de Kevin Stein, publicado por Timun Mas en 1996 y traducido por Mila López, empieza con una de esas cartas. Un género en desuso, pero que seguiré enseñando a capa y espada: sigue siendo hermoso escribir a mano una carta de vez en cuando, y es mucho más emocionante un sobre de papel en el buzón que el zumbido del inbox de Gmail. Nostalgias que empiezan a parecer de cascarrabias. En fin, sea como sea, Los hermanos Majere arranca con una carta personal, y nos fijaremos en ella para ver como debe escribirse correctamente una. Aunque la del libro no se ajuste exactamente a lo que buscamos, la adaptaremos un poco y ya nos servirá.

La carta debe arrancar – y así lo hace – con el nombre y ubicación del destinatario. Nosotros lo alineamos a la izquierda. Primera línea, nombre y apellidos. En la segunda, la dirección, y en la tercera, el código postal, la ciudad y la provincia. En el libro aparece así:

A Bertrem,

en la Gran Biblioteca

Palanthas.


Después ponemos nuestras propias señas, las del emisor, quien escribe la carta. La misma estructura que antes, pero ahora lo alinearemos a la derecha.


De Dalamar,

en la Torre de la Alta Hechicería

Palanthas.


Después de eso, debemos poner la ciudad desde donde escribimos, y la fecha. Alineadlo también a la derecha. En el libro no está, pero yo me imagino algo así:


Palanthas, 9 de febrero de 364 D.C. (Después del Cataclismo)


Tras eso, vendría el saludo; de la cantidad de besos, abrazos, saltos de alegría o simples saludos os ocupáis vosotros: no os coarta una estructura cerrada como la formal, depende de vuestra confianza con el receptor de la misiva. En el libro, ya veis, Dalamar es elegante, aunque muy conciso:


Saludos,


Después, empieza el cuerpo de la carta. El lenguaje puede ser cordial, coloquial, y se prefieren las frases cortas, sencillas, sin muchas florituras. En el caso de nuestra carta, se hablan de vos porque no es que sean muy amigos – Bertrem es un biblotecario mojigato y Dalamar un nigromante de gran poder – pero se tienen algo de aprecio. En el primer párrafo es costumbre interesarse por la salud y el estado de quienes la reciben. Dalamar, algo guasón, empieza así:


En primer lugar, señor, permitidme que os ofrezca mis disculpas por haberos alarmado, tanto a vos como a vuestro joven escriba, cuando [...] me aparecí súbitamente. Confío en que […] se haya recobrado por completo de la desafortunada caída escaleras abajo.


Tras eso, escribimos el cuerpo u objeto de la carta, el propósito para escribirla. La extensión del cuerpo – y de la carta en sí – la fijarán dos cosas: la importancia de lo que quieras decir y las ganas que tengas de escribir. En el caso de Dalamar, se recrea durante tres páginas. Un extracto de lo que dice:


El portador de mi misiva (cuya apariencia en exceso fantasmagórica espero no os resulte demasiado repulsiva) lleva en sus “manos” el manuscrito que me pedisteis, […] el conjunto de apuntes escritos por Raistlin Majere de su puño y letra sobre sucesos acaecidos en su juventud.


¿Sabéis? No sé si de forma consciente o no, pero Kevin Stein le está rindiendo un homenaje a nuestro universal Quijote. Los hermanos Majere repite el hallazgo del manuscrito del Quijote: la novela en sí simula ser un relato escrito por otra persona – Dalamar – y que el autor se limita a transcribirnos, tal cual. Un juego literario, que me ha gustado ver en un libro con tan pocas pretensiones como este, más allá de gustar y entretener. Además, durante la carta el autor se permite presentar brevemente a los hermanos y a los personajes, acentuando así el carácter introductorio a la saga de este volumen.

Acabado el asunto de la carta, empiezan las despedidas. La nuestra, concluye:


Confío en que el manuscrito os sirva de ayuda, y espero que mi mensajero os lo entregue sin el menor percance. Os ruego hagáis extensivo mi respetuoso saludo a Astinus.


Es decir, se despide respetuosamente – ya os dije que no eran amigos, roza la formalidad – de Bertrem y del maestro de este, Astinus, el Gran Bibliotecario. Solo falta firmar. Si creéis que vuestra rúbrica es ilegible, no está de más añadir el nombre bien escrito a un lado, pero en estas cartas personales no es obligatorio.

Dalamar

Eso es todo. Espero haberos animado a visitar este buen libro de fantasía épica de la saga Dragonlance. Un saludo, hasta la próxima.


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