Minas Tirith: Ciudad de Reyes

miércoles, 23 de febrero de 2011

Recursos Literarios (Vol.3) de la mano de Lorac.

Una semana de exámenes previa a la Evaluación del segundo trimestre no parece el momento ideal para un nuevo post en este espacio nuestro. Suficientes letras os ocupan estos días, y demasiadas correciones me esperan a mí. Con todo, dedicaremos la entrada de hoy no a un libro, ni siquiera a un cuento breve: hablaremos de un poema.

Es poco frecuente, aunque no imposible, encontrarnos con piezas líricas en la fantasía épica o la ciencia ficción. Pensé en dedicar este tercer post de recursos literarios a uno de esos poemas, y empleé uno titulado “Lorac”. Lo escribió Michael Williams, y abre el tercer volumen de la segunda trilogía de Cuentos de la Dragonlance: La Guerra de la Lanza. Es un poema narrativo, y está bastante bien volcado al castellano por Mila López: si la labor de los traductores es siempre complicada y, por ello, encomiable, nunca tienen más mérito y dificultades que con la traducción de un poema, que ha sido concebido para los versos, ritmo y rima de su lengua original, en este caso el inglés. “Lorac” ocupa catorce páginas: de la 11 a la 25. Por tanto, no se os puede poner más sencillo y accesible, atendiendo a este tour de force en el que estáis – estamos – embarcados estos días. Ánimos y fuerza. Los cinco recursos que vamos a ver en esta tercera entrega son los siguientes: la ANÁFORA, la DEPRECACIÓN, la ENUMERACIÓN, el EPÍTETO y la EPANADIPLOSIS. Los explicaremos, espero que de forma clara, y luego intentaremos buscar algún ejemplo en los versos sobre el Orador de las Estrellas Lorac. Los versos del poema abarcan varios siglos de la historia del mundo de la Dragonlance, desde que el joven y arrogante Elfo Silvanesti roba el Orbe de los Dragones durante su Prueba en Istar hasta la liberación de su reino hechizado por parte de los Héroes de la Lanza. Al trabajo.

ANÁFORA

La ANÁFORA consiste en la repetición de una o más palabras al inicio de algunos versos sucesivos. Es una figura retórica que siempre os ejemplifico en clase con ese célebre soneto de don Francisco de Quevedo, “A un hombre de gran nariz” - ya sabéis, ese que empieza Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa... -. Veamos ahora el empleo de una anáfora en una estrofa de “Lorac”:


Y, mientras el granizo y el fuego

se precipitaban sobre la tierra

en un diluvio de sanfre,

incendiando árboles y hierba,

mientras ardían montañas,

mientras el mar se tornaba sangre,

mientras el firmamento se desbarataba

sobre y bajo nosotros,

mientras langostas y escorpiones

recorrían la faz del planeta,

Silvanost flotaba en islas de pensamiento […]

(III, página 16)


Sencillo, ¿verdad? Vamos con el siguiente recurso: la DEPRECACIÓN.

DEPRECACIÓN

Ante todo, no la confundamos con la Imprecación, que ya vimos en el post anterior de Recursos literarios: la DEPRECACIÓN consiste en un ruego o súplica de la voz poética, del autor, una petición. En el caso del poema que estamos empleando en este post, ha sido sencillo encontrar un ejemplo muy claro. La tragedia de Lorac empezará cuando el Orbe de los Dragones le hechice durante su Prueba en la Torre de la Alta Hechicería de Istar y le pida que le saque de allí para salvarlo de la destrucción que se avecina: el Cataclismo. Esa petición del Orbe a Lorac (los versos que os he resaltado) son un buen ejemplo de deprecación.


Pero reposaré aquí,

mientras los bosques se agostan

y las llanuras se someten

al invierno y a la nada

a menos que el canto de tu mente,

que lo es todo, que es el mundo,

controle y domine

y desentrañe el misterio.

Llévame a Silvanost,

Orador de las Estrellas;

llévame a la libertad,

al país de verdor sobre verdor.

(II, página 14)


El siguiente recurso que veremos se llama ENUMERACIÓN: es tan asequible y facilito como parece.

ENUMERACIÓN

La ENUMERACIÓN consiste en la sucesión durante uno o más versos de diversos elementos que cumplen la misma función; fijaos en los versos de “Lorac”:


[los Héroes]

llegaron a Silvanost y a la desfigurada Torre […]

y liberaron al Orador,

a la Torre y la ciudad,

al bosque, a la gente,

y al brillante Orbe.

(V, página 23)


¿Veis? La Enumeración consiste en que se sucedan diversos elementos que comparten la función. En este caso, los Héroes liberaron a: el Orador, la Torre, la ciudad, el bosque, la gente y el brillante Orbe. Son seis complementos directos consecutivos. Un buen ejemplo de Enumeración extraído de estos versos de la saga Dragonlance. Vamos a por el cuarto: el EPÍTETO.

EPÍTETO


El EPÍTETO es un adjetivo aplicado a un elemento que ya tiene esa característica siempre: emplearlo, por tanto, es redundante e “innecesario” desde un punto de vista práctico, pero, recordad, esto es Poesía, y se busca la Belleza, no la inmediatez ni, por supuesto, la brevedad. Los ejemplos que siempre os machaco en clase son los de la blanca nieve y las negras pupilas: la nieve siempre será blanca, va implícito en el significado de “nieve”, igual que el color negro en el sentido del término “pupila”. En “Lorac”, he encontrado algunos epítetos curiosos:

luna silenciosa

etéreo fantasma

Bien, podrían aceptarse como epítetos, y lamento no haber encontrado ejemplos más claros: en cualquier caso, la luna siempre es silenciosa; y ser etéreo, es decir, que no puede tocarse, es propio del significado de “fantasma”. Casi llegamos al final. No os asustéis con el nombre del último recurso de hoy: es lo único complicado que tiene, porque el concepto es muy sencillo.

EPANADIPLOSIS

La EPANADIPLOSIS consiste en concluir un verso con la misma palabra que lo inicia: es decir, la primera y la última palabras del verso son la misma. Como veis, su única complicación es ese nombre, un helenismo (epanadiplosis significaba “reiteración” en griego clásico, fijaos en su grafía original: ἐπαναδίπλωσις ), pero el concepto es fácil. Lo he intentado, pero no he encontrado ni un ejemplo dentro de “Lorac”, así que acudo a mi querido Miguel Hernández, que nos obsequió en este bello soneto de 1934 con tres epanadiplosis consecutivas:


Garza es mi pena, esbelta y triste garza,

sola como un suspiro y un ay, sola,

terca en su error y en su desgracia terca.


Hasta aquí, muchachos. Ánimos a todos, y suerte a los que la buscáis y la trabajáis. Hasta la próxima, nos vemos en clase.

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