Minas Tirith: Ciudad de Reyes

domingo, 20 de marzo de 2011

El terror escénico de Ce'Nedra

El ajetreo de estos días me ha impedido dedicarle el tiempo necesario al blog, pero temo que esa será la tónica en estos meses: no la abandonaré nunca, pero mis visitas serán más espaciadas, entre evaluaciones, oposiciones y todo lo demás. Con todo vuelvo a estar aquí, y quería empezar con un agradecimiento a mi amigo Kaji. Me está ayudando con el aspecto visual del blog, que hasta ahora parecía diseñado por un daltónico adicto al neón, y le agradezco su virtuosismo con el Photoshop. Los amigos estudiantes de Arte son más útiles que nunca estos días: mersis, cumpany.

Para el post de hoy, me referiré a un libro de David Eddings, el cuarto volumen de una saga que ya hemos visitado antes, las Crónicas de Belgarath: se titula El castillo de la magia, y una reciente situación en clase me lo trajo a la memoria.

Veréis, estos días estamos practicando en las distintas clases la expresión oral, ese difícil ejercicio de hablar bien en público que tantos disgustos os trae a veces y que tanto odio concentra en mi persona. Pese a su impopularidad, debemos insistir: la competencia para hablar bien en público, con una correcta cadencia, dominio del discurso y de la expresión corporal, gestual y facil es imprescindible en estos días de continua interacción social. Será imposible sortear las muchas situaciones en que se os exigirá desenvolveros bien en voz alta y ante un auditorio, incluso en lenguas que no son la vuestra propia. Así que aparquemos timidez y complejos e insistamos en esas prácticas, en todas las áreas.

Estas clases, y en concreto las quejas de algunas de vuestras compañeras sobre lo de tener que “exponer en público”, “con todo el mundo mirando” me recordó a un episodio de El castillo de la magia.

En el libro de Eddings, la princesa Ce'Nedra, una de las protagonistas de la saga, se encuentra a la cabeza de un incipiente ejército y se propone levantar en armas a todo el Oeste para enfrentarse juntos a los angaraks. Sin embargo, se da cuenta que para tal fin va a tener que hablar a la gente, convencerlos, apasionarlos: en suma, va a tener que darles un discurso. Y tal perspectiva la aterroriza. Los que hayáis leído la obra de Eddings – iniciada con la Senda de la Profecía, de la que ya hablamos en otro post – sabréis que Ce'Nedra, la joya de la casa de los Borune y muy malcriada hija única del Emperador de Tolnedra, es, entre otras muchas cosas, una joven de 16 años. Y con la timidez propia de esa edad y la aversión que os parece inspirar a todas la oratoria, ved como reacciona la princesa cuando descubre horrorizada que se espera de ella que dé un discurso ante las tropas de Arendia:


No se me da muy bien hablar en público, Polgara —confesó Ce'Nedra con la boca seca—. Las multitudes me asustan y se me traba la lengua.

Lo superarás, cariño —le aseguró Polgara y miró a la princesa con expresión divertida—. Tú querías dirigir el ejército, ¿recuerdas? ¿Acaso creíste que todo lo que tendrías que hacer era ponerte la armadura, montar un caballo y gritar «seguidme» para que todo el mundo lo hiciera?

Bien...

¿En todos los años que has estado estudiando historia no has descubierto la característica común de todos los grandes líderes? No debías de estar muy atenta, Ce'Nedra. —Ce'Nedra la miró con una creciente expresión de horror—. No resulta tan difícil arengar a un ejército, cariño. No es preciso ser brillante ni ser un guerrero; ni siquiera es necesario que tu causa sea justa o noble. Todo lo que tienes que hacer es ser elocuente.

(David EDDINGS, El castillo de la magia, capítulo 25)


Ce'Nedra está al borde del colapso nervioso ante la perspectiva (“creo que voy a vomitar”, le dice a Polgara, a lo que la sabia hechicera repone: “ Tal vez más tarde, Ce'Nedra. Ahora no tienes tiempo”), pero logra sobreponerse por la grosera intervención de un borracho – la furia hace que olvide su timidez – y por las ganas que tiene de que la empresa salga bien para poder salvar así a Garion y, de paso, el Oeste entero. Tras concluir con gran éxito su discurso, recibe las felicitaciones de los reyes alorn y de todos los arendianos reunidos. Ce'Nedra respira aliviada y solo parece confortarse y abandonar la tensión cuando ha acabado el discurso: exactamente igual que vosotros y vosotras, rígidos y temblorosos, e invariablemente sonrientes cuando por fin acabáis y podéis refugiaros de nuevo en la seguridad de la mesa y la silla. Perded el miedo a hablar en público: a mí se me daba igual de mal que a vosotros a vuestra edad, y como podéis ver, la práctica ha mejorado significativamente mi soltura para hablar en público. Vosotros también podréis.

Los consejos que se le podrían aplicar a Ce'Nedra son los mismos que os doy a vosotros. Calma, control de la respiración, comodidad con vuestra propia presencia. Evitad buscar el refugio de la pizarra en vuestras espaldas (expresión de terror), y sin miedo, en pie ante vuestro auditorio. La voz debe ser modulada, clara y con un volumen suficiente para haceros oír, sin caer tampoco en el griterío. En cuanto al discurso, Polgara le pide “elocuencia” a Ce'Nedra: la efectividad para persuadir. No quiere florituras retóricas, ni “paja” sin sentido: el discurso debe ser argumentado, bien construido, y defendido con pasión y convicción, para así lograr la persuasión que buscamos.

La alegría de Ce'Nedra por haber acabado ya el difícil “tràngol” de su discurso, sin embargo, es mucho más efímera que la vuestra. Casi sin recuperarse de la conmoción de su primera alocución, Polgara la anima para que repita el tono y mejore ciertos gestos y posturas “la próxima vez”. Me imagino a la pobre tolnedrana perdiendo de repente el color de su cara y preguntando con los ojos muy abiertos:



- ¿La próxima vez?

Por supuesto. ¿Acaso has pensado que bastaría con un discurso ante una pequeña audiencia? Realmente, Ce'Nedra, debes aprender a prestar más atención. Durante los próximos meses, tendrás que hablar en público por lo menos una vez al día.

¡No puedo! —gimió la princesa, con los ojos llenos de horror.

Claro que puedes, Ce'Nedra. Tu voz se oirá en todo el mundo, tus palabras serán como fuego en la hierba seca y las multitudes del Oeste se levantarán para seguir tu estandarte.

(David EDDINGS, El castillo de la magia, capítulo 26).



Y sí, lo logrará. Sus discursos llenarán de fervor a sus auditorios y congregará multitudes ante sus banderas para luchar contra los angaraks. Superará el miedo escénico de tener que hablar delante de nada menos que la Caballería Mimbrana, impecablemente formada ante los legendarios muros de Vo Mimbre; e impondrá su nueva estatura de Reina de Riva ante sus compatriotas de las Legiones de Tolnedra. Finalmente congregará el ejército más grande levantado en armas en el Oeste desde la batalla de Vo Mimbre, quinientos años atrás. Y hará todo eso mediante la palabra, hablando en público, a pesar de que la Oratoria – tal y como la definió nuestro buen Aristóteles – la aterrorizaba con toda la fuerza de sus 16 años de jovencita tolnedrana. Tomadla como ejemplo y no dejéis de visitar este gran libro de fantasía épica. Un abrazo, hasta la próxima.

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