Minas Tirith: Ciudad de Reyes

sábado, 27 de noviembre de 2010

Recursos Literarios (Vol.1) con Las Dos Torres.

Reemprendemos en esta ocasión las entradas dedicadas a la obra de J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos: en este caso, el segundo libro que compone la trilogía original, Las dos torres, nos servirá como base para el primero de una serie de posts dedicados a los Recursos Literarios. En cada uno de estos posts, a los que podréis acceder siempre fácilmente desde la nube de Tags, veremos CINCO recursos literarios. En este caso, empezaremos con la METÁFORA, la COMPARACIÓN, la HIPÉRBOLE, el HIPÉRBATON y la PARADOJA. Y, como os he dicho, emplearemos Las dos torres – cuya adaptación está considerada por casi todo el mundo la más flojita (o, mejor dicho, la menos excelente) de las tres películas de Peter Jackson – para ver ejemplos de estos recursos empleados en la creación literaria. Primero, hablemos un poco del libro.

Las dos torres tiene un inicio trepidante. Los lectores habían acabado La comunidad del anillo tras la traumática y climática disolución de la Comunidad y esperaban impacientes: ¿cuál había sido la suerte de Frodo y Sam?. ¿Y la de Pippin y Merry?. ¿Lograrían alcanzar a los uruk-hais los tres Compañeros, Aragorn, Gimli y Legolas?. El libro arranca con dos partes claramente diferenciadas: en el libro III (en La comunidad del Anillo leímos los libros I y II, por lo que Tolkien concebía El Señor de los Anillos como una obra completa, conjunta), el autor nos narra como Aragorn, Gimli y Legolas persiguen a los Orcos sin conocer el destino de los dos hobbits capturados. Agotados tras una extenuante marcha de días sin descansar, los tres amigos son interceptados en las llanuras por los jinetes de Rohan al mando del altivo Éomer, fugitivo de las injusticias de su senil Rey, su tío carnal. Los uruk hai han sido exterminados, les dicen los rohirrim, pero aun así los instintos de montaraz de Aragorn conducirán a los amigos a la oscura y densa inmensidad del Bosque de Fangorn. Tras múltiples aventuras, personajes legendarios como Bárbol, el malvado Saruman o el vil Lengua de Serpiente, empezaremos a entrever la grandeza futura de Aragorn y asistiremos a escenas impresas en los altares de este género para siempre. Hacia la mitad del volumen, Tolkien retrocede en el tiempo, en el libro IV, hasta el momento de la Disolución de la Comunidad, para ocuparse entonces de la huida de Frodo Bolsón y su fiel servidor Samsagaz Gamyi hacia Mordor, donde deben lanzar el Anillo al Monte del Destino. En el libro IV se cuentan las peripecias de los hobbits por los peligrosísimos parajes del Sur, que les llevarán a atravesar Gondor, contemplar las ruinas de Osgiliath, conocer a los nobles gondorianos, orgullosos y bravos aún en sus días de decadencia, acercarse a los muros negros de Mordor, dónde reina el Señor Oscuro y, sobre todo, encontrarse con el personaje llamado a cambiar la Historia de la Tierra Media: Gollum.

Con esto doy por presentado un libro al que merece muchísimo la pena acercarse, incluso si se ha visto la película, y casi con mayor motivo, por la curiosidad de ver bajo vuestro propio criterio la Obra que inspiró unas imágenes como estas: http://www.youtube.com/watch?v=5io7KeAbi0c

Ocúpemonos pues, de los cinco recursos literarios que vamos a ver en este post:

METÁFORA.

La metáfora consiste en referirse a un elemento empleando el nombre de otro, al que se le asignan las cualidades de aquel por alguna semejanza. No hay nexo alguno de conexión entre el término empleado (B) y su referente (A): la relación es inducida por el hablante por contexto.

En el maravilloso capítulo 6 del libro III (El Rey del Castillo de Oro), Gandalf discute furioso con el rey Théoden de Rohan en el salón del trono de Meduseld. Théoden es prisionero de los conjuros de Saruman el Blanco, y quién mueve los hilos auténticamente es el traicionero Gríma, apodado por todos Lengua de Serpiente. Su propio nombre es una metáfora. Se refieren a él, Gríma (A) sin emplear su nombre, usando sólo Lengua de Serpiente (B). No hay nexo de conexión, más que la semejanza (viscosidad, traicioneros, repelencia, peligrosidad) entre este personaje y las serpientes. Pues bien, Gandalf, para referirse a él, volverá a emplear de nuevo una metáfora:


En este mismo momento [Lengua de Serpiente] está jugando un juego peligroso y gana un lance. Ya me ha hecho perder horas de mi precioso tiempo. ¡Al suelo, víbora! -dijo de súbito con una voz terrible-. ¡Arrástrate sobre tu vientre! ¿Cuánto tiempo hace que te vendiste a Saruman? (III, capítulo 6: El Rey del Castillo de Oro)


Gandalf se refiere al personaje Gríma – el referente, A – llamándole “Víbora” - el término empleado, B – , es decir, sin nombrarlo. No le dice que sea “como una víbora”, sino que lo califica directamente como tal. Por contexto, los lectores interpretamos que Gríma merece por sus cualidades ese juicio de Gandalf que le “acerca” a las serpientes: venenoso, traicionero e insidioso. Tolkien ha puesto en boca de Gandalf, por tanto, una metáfora.

COMPARACIÓN

En este sencillo recurso literario, se establece la similitud entre los dos o más elementos comparados mediante algún conector. A es como B. El conector más habitual es “como”, aunque no sea el único. ¿No tiene misterio alguno, verdad? Busquemos algún ejemplo.


Hubo un silbido agudo. Un instante después, Gollum emergió de la oscuridad en cuatro patas, como un perro errabundo que acude a una llamada. (IV, capítulo 6: El estanque vedado).


El narrador compara en este caso el primer elemento es Gollum emergiendo de la oscuridad en esa posición y el segundo, el perro errabundo. Sin mayor misterio.

HIPÉRBOLE

La hipérbole es una Exageración retórica. El autor busca impactar, la sorpresa, a través de la exageración: obviamente, no hay que leerlo literalmente, sino de forma figurada. El ejemplo que os he encontrado es ideal: Sam y Frodo se encuentran escondidos cuando asisten a una incursión Haradrim, los terribles Hombres que luchan en las filas de Mordor. Entonces irrumpe una bestia inmensa que Sam contemplará fascinado y bautizará como “olifante”. Observad la Hipérbole que emplea Tolkien en la descripción de la bestia:


Asombrado y aterrorizado, pero con una felicidad que nunca olvidaría, Sam vio una mole enorme que irrumpía por entré los árboles y se precipitaba como una tromba pendiente abajo. Grande como una casa, mucho más grande que una casa le pareció, una montaña gris en movimiento. El miedo y el asombro quizá la agrandaban a los ojos del hobbit, pero el Mûmak de Harad era en verdad una bestia de vastas proporciones, y ninguna que se le parezca se pasea en estos tiempos por la Tierra Media.(IV, capítulo 4: Hierbas aromáticas y guiso de conejo)

HIPÉRBATON

El hipérbaton es la alteración del orden lógico o corriente de los elementos sintácticos: en castellano, eso se produce cuando rompemos el esquema habitual de SUJETO + VERBO + COMPLEMENTOS. El autor busca alejar su lengua, su expresión de lo “acostumbrado” o “habitual”. Veamos este ejemplo de hipérbaton en boca del rey Théoden.


-¡Extraños poderes tienen nuestros enemigos y extrañas debilidades! -dijo Théoden-. (III, capítulo 11: El Palantir)


Como veis, Tolkien no emplea el orden habitual (hubiera sido “nuestros enemigos tienen extraños poderes”) y ha optado por complemento+verbo+sujeto. Un ejemplo válido de hipérbaton en Las dos torres. Ya llegamos al final: un último recurso literario para concluir esta entrada.

PARADOJA

La paradoja es la contraposición, buscando efectos poéticos, de dos conceptos contrapuestos en alguna medida. El ejemplo por antonomasia es el “ardiente hielo”, donde se aúnan en una imagen conceptos radicalmente opuestos como el calor y el frío. Observad este ejemplo de recurso paradójico, el último de los extraídos de Las dos torres:

El tiempo apura - dijo Gandalf, y echando atrás la cabeza, emitió un largo silbido. Tan clara y tan penetrante era la nota que a los otros les sorprendió que saliera de aquellos viejos labios barbados. (III, capítulo 5: El caballero blanco)

En fin, espero que los ejemplos hayan resultado ilustradores, las explicaciones no os dejen duda alguna y que la lectura del post, para aquellos valientes que la hayan concluido, os haga disfrutar algún día de este libro extraordinario: Las dos torres de J. R.R. Tolkien. Salud, os veo en clase.

* * * * *

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:

aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,

y defiendo tu vientre de pobre que me espera,

y defiendo tu hijo.


Miguel HERNÁNDEZ, “Canción del esposo soldado”, en Viento del pueblo. (1936-37)

30 octubre de 2010. Centenario del nacimiento de Miguel Hernández.


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