Minas Tirith: Ciudad de Reyes

viernes, 10 de diciembre de 2010

Comunicación No Verbal en El Retorno del Rey

Tercera y última entrada dedicada a El Señor de los Anillos, la trilogía de J.R.R. Tolkien de la que ya hemos hablado repasando otros conceptos en posts anteriores: una introducción a la saga, los Sintagmas Preposicionales con La comunidad del Anillo, y algunos recursos literarios con Las dos torres. Hoy le toca el turno a su culminación, su tercer y último volumen, titulado El retorno del Rey. Emplearemos este libro para hablar sobre algunos mensajes no verbales.

Un somero repaso al argumento de este colofón a la saga de El Señor de los Anillos. El retorno del rey se inicia con el apresurado viaje de Gandalf y Pippin, a lomos de Sombragrís, al galope hacia Minas Tirith, la capital de Gondor, último reducto contra las huestes de Sauron. Gandalf se dirige allí tras haber caído Saruman, batido por los Ents, al final de Las dos torres; además, se enfrenta al problema añadido de Pippin, al que debe alejar apresuradamente de Aragorn, Gimli, Legolas y su primo Merry porque sospecha – acertadamente – que puede haber caído bajo el embrujo del Palantir de Saruman. Gandalf y Pippin llegarán a duras penas a la aún esplendorosa ciudad de Minas Tirith antes de que los ejércitos de Mordor la sitien. El Senescal Denethor, al borde de la locura desde la muerte de su hijo Boromir, urge a Rohan a que acudan en su ayuda. La Tierra Media está al borde de la ruina y la desesperación. Y al final, encabezados por el Rey Brujo, Señor de los Nazgûl, las huestes de Sauron se lanzarán contra la Ciudad Blanca. Un colofón épico a una de las sagas más populares de la historia.

No sólo eso: en el libro VI, Tolkien volverá a conducirnos junto a Sam y Frodo. Este fue capturado por los Orcos del Enemigo tras el combate con la maléfica y ponzoñosa Ella-laraña, pero Sam aún conserva el Anillo Único. Su primer empeño será liberar a Frodo, y, tras hacerlo, ambos deberán internarse en Mordor hacia el Monte del Destino, sorteando desesperadamente los miles de Orcos y viles criaturas movilizadas dentro de sus fronteras para combatir a los amigos de los hobbits.


La culminación de la saga es la cumbre a una saga épica, legendaria y maravillosa. ¿Exageraciones? El Señor de los Anillos fue elegido “Mejor Libro del Siglo XX” en una macro-encuesta encargada por la cadena de librerías Waterstone's en 1997; dos años después, Amazon.com preguntó cuál era el “Libro del Milenio” para sus usuarios: la mayoría de votos fueron para El Señor de los Anillos. ¿Significa eso que sea el mejor libro de la Historia? No, por supuesto. Pero nos habla de su calidad y del enorme peso que tiene en los corazones de muchísimos aficionados, que votaron por él en esas encuestas y que lo atesoran, sin duda, en un lugar de honor de sus estanterías y recuerdos. Espero que vosotros queráis uniros a ese mar de admiradores de la obra de J.R.R.Tolkien.

Dicho esto sobre una obra que, a estas alturas, debe seros ya familiar en este blog, pasemos a ver algunas situaciones comunicativas no verbales. Empecemos con el concepto básico: la comunicación es la transmisión de información consciente y voluntaria entre dos o más personas. Sus seis elementos son el EMISOR, el RECEPTOR, el MENSAJE, el CANAL – el medio por el que viaja la información contenida en el mensaje -, el CÓDIGO – el sistema que se emplea – y el CONTEXTO. Hoy extraeremos unos cuantos ejemplos en los que el CANAL es no verbal, es decir, la comunicación se produce mediante un CÓDIGO no lingüístico. Observemos algunos ejemplos extraídos de El retorno del Rey:


Llevaba en la mano una sola flecha, empenachada de negro; la espiga era de acero, pero la punta estaba pintada de rojo. Se hincó a media rodilla y le presentó la flecha a Théoden.

¡Salve, Señor de los Rohirrim, amigo de Gondor! —dijo – . Soy yo, Hirgon, mensajero de

Denethor, quien os trae este símbolo de guerra. Un grave peligro se cierne sobre Gondor. Los Rohirrim nos han ayudado muchas veces, pero hoy el Señor Denethor necesita de todas vuestras fuerzas y toda vuestra diligencia, si es que se ha de evitar la pérdida de Gondor.

¡La Flecha Roja! - dijo Théoden, sosteniendo la flecha en la mano, como alguien que recibiera

con temor un aviso largamente esperado. La mano le temblaba—.

(V, capítulo 3: El acantonamiento de Rohan)


En este ejemplo, el EMISOR – el Senescal Denethor, a través de su mensajero Hirgon – le transmite un MENSAJE al RECEPTOR, el Rey Théoden: lo hace “al presentarle la flecha”. Simplemente enseñándosela: el CÓDIGO, que ambos comparten, no es lingüístico. En este caso, es de símbolos. Una flecha con las plumas negras y la punta roja SIGNIFICA que Gondor pide ayuda para la guerra. El CANAL ha sido visual, no verbal (Théoden ha entendido el mensaje mirando la flecha, Hirgon no ha tenido que añadir nada más). El CONTEXTO son las circunstancias que nos permiten entenderlo todo: Gondor está a punto de ser invadida por Sauron y necesita con desesperación todos los refuerzos que Rohan pueda enviarles. La comunicación no verbal se ha producido con eficacia, pues el receptor ha entendido el mensaje enviado por el emisor. Veamos otro ejemplo:


Y al decir esto, [el Rey Théoden] tomó un gran cuerno de las manos de Guthlaf, el portaestandarte, y lo sopló con tal fuerza que el cuerno se quebró. Y al instante se elevaron juntas las voces de todos los cuernos del ejército, y el sonido de los cuernos de Rohan en esa hora fue como una tempestad sobre la llanura y como un trueno en las montañas.

- ¡Galopad ahora, galopad! ¡A Gondor!

(V, capítulo 5: La cabalgata de los Rohirrim)


Este es el momento previo a esa carga legendaria y arrolladora de los mejores jinetes del mundo, los Rohirrim, contra los ejércitos orcos de Mordor que estaban a punto de destruir Minas Tirith. El choque colosal que se produjo se llamó la Batalla de los Campos del Pelennor, y es uno de los momentos clave de la historia de la Tierra Media. También en este fragmento se produce una situación comunicativa no verbal. Los EMISORES – todo el ejército de Rohan – envían un mensaje: tocan los cuernos, esos instrumentos bárbaros y evocadores. Como intuyo que podéis no saber a lo que me refiero, veamos directamente la lectura – magistral, épica y alucinante – que hizo Peter Jackson de esta escena (fijaos sobre todo en como suenan los cuernos, que para eso os la pongo, bandidos) en su adaptación al cine de El retorno del Rey (2003). Enlace a la escena, clic aquí.

Bien, con el salvaje sonido de miles de cuernos como esos soplados a la vez, os decía, los Rohirrim envían un MENSAJE. El CANAL que emplean es el aéreo, la música o el sonido se escuchan. El CÓDIGO, sin embargo, no es verbal, ni lingüístico, no pronuncian palabras en lengua alguna: se trata, en este caso, de música o sonidos. El CONTEXTO es el que hará variar el “MENSAJE” dependiendo de los receptores. Para el mismo mensaje, hay dos RECEPTORES. Cuando los Orcos de Mordor escuchen los cuernos, soplados por siete mil jinetes que se abalanzan sobre ellos con expresiones asesinas y las espadas y lanzas en alto, interpretarán correctamente el sentido que el mensaje de los Rohirrim tiene para ellos: “Os vamos a aniquilar”. En cambio, cuando los asediados habitantes gondorianos de Minas Tirith escuchen el mismo mensaje – el salvaje bramido de los cuernos de Rohan, preparándose para masacrar Orcos –, el significado para ellos será totalmente opuesto: “Os vamos a salvar”.


Dos sencillos ejemplos de comunicación no verbal extraídos de la maravillosa novela El retorno del Rey. Hay muchísimas más: la bandera que despliega Aragorn al llegar a los campos del Pelennor, el significado de la mirada que Éowyn le dirige entristecida al propio Aragorn, la forma en que Gandalf sabe del Cumplimiento de la Misión... Innumerables, repito, no dudo que podréis encontrar muchas más vosotros mismos. Animaos a visitar estas páginas maestras, no os arrepentiréis. Si alguien esgrime como excusa que ya ha visto la – magnífica – película de Jackson, hay muchas partes del libro que ni aún las cuatro horas de esa película pudieron aparecer en pantalla. En especial, os recomiendo que leáis la vuelta a casa de los hobbits, mucho más hermosa y bien resuelta que en la película, donde se imponía – con lógica – mayor brevedad en el desenlace: es hermoso pensar en el buen Samsagaz Gamyi como Alcalde, o en Merry y Pippin convertidos en los mayores héroes de la Comarca, auténticas leyendas hobbits. Nos vemos en clase, hasta pronto.


* * * * *

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,

ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,

y mi voz sin tu trato se afemina.


Los olores persigo de tu viento

y la olvidada imagen de tu huella,

que en ti principia, amor, y en mí termina.


Miguel HERNÁNDEZ, “II”, en Imagen de tu huella. (1934)

30 octubre de 2010. Centenario del nacimiento de Miguel Hernández.

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