Minas Tirith: Ciudad de Reyes

martes, 22 de junio de 2010

Coordinación y Yuxtaposición: conociendo a Herbert

Sí, mucho me temo que tenemos que repasar las oraciones yuxtapuestas y las coordinadas. Y lo haremos, tras recordar brevemente los conceptos con una presentación, empleando una obra magnífica, que exige, pero, unas palabras al respecto.

En el umbral mismo del blog exponía mi intención de repasar los conceptos que veíamos en clase con obras de fantasía épica y de ciencia ficción; con más de 15 entradas, la única obra que os he reseñado perteneciente a este género ha sido Los príncipes demonio, de Jack Vance. ¿Por qué esta menor presencia de la ciencia ficción en estos posts? El principal motivo es su dificultad. Sin creeros a ninguno de vosotros incapaces o lentos, las obras clásicas de los grandes nombres de la ciencia ficción – un campo ya respetado en las esferas académicas, sobre todo norteamericanas – son obras densas, normalmente con un enorme caudal de tecnicismos, auténticos o inventandos, kilométricas listas de personajes y datos y exigen del lector, al menos, buena disposición para el esfuerzo y una capacidad lectora ya desarrollada. Con todo, para recordar esas molestas coordinadas, hoy emplearé un libro de este género, de ciencia ficción. ¿Os lo recomendaría ahora mismo, con 15 o 16 años? Probablemente, no, o a muy pocos de entre vosotros. ¿Creo que puede ser interesante que algún día lo leáis? Sí, y espero que ese día lo disfrutéis como yo hice.

Veamos primero en una breve presentación el resumen de la yuxtaposición y la coordinación, el primer acercamiento que hacemos, ya en 4º de ESO, a las oraciones compuestas.





Tras esto, introduciremos el libro del que os hablé antes. El autor es uno de los titanes del género: Frank Herbert. Este estadounidense desarrolló en la década de los sesenta una cosmogonía única, rebasando los límites del género – muy estrechos hasta entonces – y convirtiendo su obra Dune en un bestseller mundial, mereciendo incluso la adaptación hollywoodiense veinte años después. Sin embargo, la obra de la que os voy a hablar no pertenece a esa renombradísima saga, Dune, a la que sin duda me referiré otro día: el relato con el que ejemplificaremos las oraciones que hoy estudiamos se titula Los ojos de Heisenberg. Es una novela corta, de apenas 230 páginas, publicada en España por Bruguera en 1989 dentro de la magnífica colección Nova ciencia ficción, y traducida al castellano por Gloria Pous. Escrita en 1966, en el apogeo de la creatividad de Herbert, que había alumbrado Dune solo un año antes; ya consagrado como gurú del género, Los ojos de Heisenberg fue celebrada, más que recibida, y quedó finalista del prestigioso premio Nebula (junto al Hugo, los más renombrados premios literarios de ciencia ficción).

¿Su argumento? Imaginad un futuro, dentro de treinta mil años, dominado por la manipulación genética. Una casta dominante surgida de esa manipulación, los Optimen, eran seres genéticamente superiores, inmortales, pero estériles. La reproducción estaba férreamente controlada por los ingenieros: no había habido un parto natural en decenas de siglos. En este escalofriante futuro, los sterries (los humanos normales) viven sometidos por los Optimen y se verán envueltos en el conflicto desatado por el ansía de dominio de los implacables Cyborgs. La trama de aventuras, cimentada como siempre en la obra de Herbet con profundas reflexiones de sus personajes, magníficamente trazados en su concisión, se desarrollará en este universo entrevisto, apenas matizado, tan sintético como fantasmagórico. La aparición de un embrión superior tras un fallo en el quirófano durante la manipulación genética desatará una carrera por el control de la nueva forma de vida entre Optimen y Cyborgs, en la que los sterries, los compungidos padres del embrión, no se resignarán a un papel irrelevante. Pocos personajes podréis encontrar tan fascinantes como estos: Herbert es, a mi juicio, un maestro, y caracteres como los que nos regala en Los ojos de Heisenberg pueden sin temor alguno resistir cualquier comparación con los otros titanes del género: Bradbury, K.Dick, Asimov, etc. Herbert es un maestro del que, espero, gozaréis siempre que os aproximéis, si no es ahora, en cualquier momento de vuestras vidas.

Veamos ejemplos de las oraciones yuxtapuestas y de las coordinadas extraídas del libro:

Oraciones Yuxtapuestas.

Igan parecía enjuto y frágil a su lado; tenía el rostro alargado la mandíbula cuadrada y la boca pequeña, con los labios delgados. (página 70)

Su preocupación volvía a estar en la compleja estructura celular, seguía los sistemas del mitocondrio como un ave de presa. (página 125)

Parecía anciano, su cara era una máscara de resignación. (página 179)

Oraciones Coordinadas Copulativas.

Frecuentísimas, os cruzaréis con alguna cada dos páginas; basten estos cuatro ejemplos, el tercero empleando la conjunción 'e', y el cuarto, en negativo:

Desvió la atención hacia las mitocondrias y vio la prueba de la intrusión de arginina. (página 43)

El dolor será exquisito y puede prolongarse durante siglos. (página 225)

Con delicadeza, Calapina se levantó e hizo deslizar la pasarela. (página 191).

Nada tenía que envejecer ni degradarse en el mundo de los Optimen.

Oraciones Coordinadas Disyuntivas.

La mórula estaba descendiendo hasta su punto mortal. Podía vivir o morir en los próximos minutos, o podía quedar seriamente dañada. A veces sucedían estas cosas. (página 49)

Oraciones Coordinadas Adversativas.

Svengaard era bueno dentro de sus límites, pero le faltaba imaginación creativa. (página 35)

Como veis, además de emplear el nexo “pero” propio de las adversativas, la proposición B (la falta de imaginación) se impone a la proposición A (ser bueno dentro de sus límites); en caso de haber sido concesiva (Svengaard era bueno dentro de sus límites, aunque le faltaba imaginación creativa), la proposición A hubiera tenido mayor peso que la “dificultad” u “obstáculo”, expresados en B.

Svengaard estaba sentado en un cómodo sillón, pero estaba atado de pies y manos. (página 141)

Mismo razonamiento de antes: la noción expresada en B (estar atado) impide la realización de la noción de A (estar cómodo).

A Svengaard le inquietó el contenido de los fardos, pero sabía que no debía preguntar ni mostrar curiosidad. (página 87).

¿Qué os voy a explicar si habéis llegado hasta aquí? ;)

Oraciones Coordinadas Explicativas

El trazo de su pincelada es una ciencia exacta. La conseguiré dentro de cuarenta o cincuenta años, es decir, será mía pronto. (página 95)

Oraciones Coordinadas Distributivas

Usted limítese a su trabajo; nosotros haremos el nuestro. (página 34)

Muy bien, hemos terminado. Hay, como podéis imaginaros, muchísimas más de casi todas las clasificaciones, siendo absolutamente omnipresentes copulativas, yuxtapuestas y adversativas. Comprenderéis, si leéis este libro, porque Herbert se hizo famoso por el ritmo casi frenético de su prosa, cimentada siempre en oraciones brevísimas y en una magistral puntuación.



Espero que la clasificación de las oraciones coordinadas y yuxtapuestas os haya quedado claro y que hayáis sentido algo de curiosidad por ese mundo de los Optimen, los Cyborg y los sterries. Ánimos a cualquier valiente que lo intente, pueda o no: valdrá la pena. Saludos.

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