Minas Tirith: Ciudad de Reyes

viernes, 7 de mayo de 2010

Los Poemas en la obra de Tolkien

Los alumnos - y aun algunos profesores de castellano - suelen arrugar la nariz, el ceño o cualquier cosa que puedan arrugar ante la mención de la palabra POESÍA. Pocos de ellos podrían citar el nombre de algún poeta vivo, y quizá extraeríamos de ellos los nombres de los más famosos de ellos por la cabezonería de gente como yo, aunque sea un ejercicio vano y sin demasiado sentido.

Los poemas, las piezas en las que predomina la FUNCIÓN ESTÉTICA de la lengua, más allá de una intención comunicativa pragmática pretender crear BELLEZA. Es el anhelo más íntimo del yo poético, que nos abre su mundo interior revelándonos sus sentimientos y temores más profundos.

Veamos algunos ejemplos extraídos no de poemarios inencontrables o de antologías diseñadas para ser impartidas en clase, sino de la que probablemente sea la obra más célebre de la fantasía épica: El señor de los Anillos de John Ronald Reuel Tolkien.

Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo.
Siete para los Señores Enanos en casas de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un anillo para
encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.


La rima, la selección del léxico, la medida, el empleo de los recursos literarios, la búsqueda de la armonía fónica... son recursos empleados en el género de la POESÍA, catalogada por Aristóteles en su preceptiva Poética como LÝRICA, por su concepción para ser interpretada junto a una lira, esto es, acompañada de música. Es patente la íntima unión a la música de este género, del que Tolkien nos dejó estas otras muestras:

No es oro todo lo que reluce,
ni toda la gente errante anda perdida;
a las raíces profundas no llega la escarcha,
el viejo vigoroso no se marchita.

De las cenizas subirá un fuego,
y una luz asomará en las sombras;
el descoronado será de nuevo rey,
forjarán otra vez la espada rota.

-Bilbo Bolsón, poema sobre Aragorn en Rivendel (La comunidad del Anillo)


O el fragmento del Cántico de Rohan con el que Aragorn intenta espolear el valor de los Rohirrim en el segundo libro de la trilogía, Las dos torres:

¿Dónde están ahora el caballo y el caballero? ¿Dónde está el cuerno que sonaba?
¿Dónde están el yelmo y la coraza, y los luminosos cabellos flotantes?
¿Dónde están la mano en las cuerdas del arpa y el fuego rojo encendido?
¿Dónde están la primavera y la cosecha y la espiga alta que crece?
Han pasado como lluvia en la montaña, como un viento en el prado;
los días han descendido en el oeste en la sombra de detrás de las colinas.
¿Quién recogerá el humo de la ardiente madera muerta,
o verá los años fugitivos que vuelven del mar?




Recordad, de cualquier forma, que estamos hablando de una obra en inglés: por muy buena que sea la labor de los traductores, solo podremos apreciar la belleza de un poema tal y como fue concebido acudiendo a su versión original. Os dejo esta Oda que hace el extasiado Enano Gimli a su adorada Galadriel hacia el final del tercer libro, El Retorno del Rey:

Out of doubt, out of dark, to the day's rising
he rode singing in the sun, sword unsheathing.
Hope he rekindled, and in hope ended;
over death, over dread, over doom lifted
out of loss, out of life, unto long glory.

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